Mitin en Gijón de Pedro Sánchez, con la participación de Adrián Barbón, Adriana Lastra y Ana González. El presidente del Gobierno está ya en campaña: nosotros somos los buenos y el PP y Ciudadanos son los malos. El clásico discurso maniqueo que utilizan todos los candidatos. Pedro Sánchez considera que la relación del PP y Ciudadanos con Vox es censurable, mientras que él puede llegar a acuerdos con todos los grupos parlamentarios que quieren hacer una reforma radical de la Constitución, por no decir que desean abolirla. Considera que los grupos de derecha hacen oposición a los españoles, de lo que se deduce que criticar al Gobierno socialista es oponerse a los 46 millones de ciudadanos. Si se tira de ese hilo se llega al discurso nacionalista que identifica a sus partidos con el país o la nación, de tal forma que cualquier crítica resulta una deslealtad. Su equipo de campaña le había suministrado alguna frase ingeniosa y se la ofreció al respetable: la derecha tiene más siglas que ideas. Puestos a descalificar a los rivales, el candidato socialista señaló que la oposición critica los llamados «viernes sociales», no por la utilización de la actuación del Gobierno para fines electorales, sino porque no les gustan las políticas sociales. Ya se sabe, Ciudadanos y PP disfrutan cerrando hospitales y colegios y se deprimen cuando crece el salario social, el gasto sanitario, etcétera. Llegado a este punto resulta obvio que el discurso del presidente hay que interpretarlo en clave electoral y punto.
Yo me quedaría con una reflexión bien distinta. Sánchez estuvo el 13 de marzo en Asturias y anunció que volverá durante la campaña electoral. Nunca hubo un presidente del Gobierno que viajara tanto por las comunidades autónomas. La agenda del presidente es propia de un político muy activo, muy trabajador, algo que es compatible con las anteriores críticas. Con esa disposición ganó las famosas primarias del PSOE a los ‘susanistas’ y con el mismo espíritu aspira a obtener una victoria rotunda el 28 de abril.
Con respecto a Asturias dijo lo que ya sabíamos. Hunosa será pieza clave de la transición energética. El cambio de modelo conllevará una inversión de 200.000 millones de euros. Con el estatuto de las industrias electrointensivas bajará el coste de la energía. De momento, Hunosa nunca tuvo menos actividad; nadie invirtió nunca 200.000 millones en un programa de energía; y el precio de la electricidad está en máximos. Pero ganará en las urnas.