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Juan Neira

LARGO DE CAFE

ASTURIAS Y EL NUEVO GOBIERNO

Los cambios introducidos en el Gobierno son tan profundos que se ha creado una expectación propia de un inicio de legislatura. Pronto se tendrán que notar las señales de cambio, porque en caso contrario las elecciones europeas pueden arrojar un resultado catastrófico para el socialismo. Los intereses de Asturias con respecto al nuevo Gobierno se centran en la financiación, las infraestructuras y la industria: Chaves, Blanco y Sebastián.
CHAVES
De Manuel Chaves se espera que resuelva el sudoku de Solbes, con los datos que aporte el Ministerio de Economía de Elena Salgado y la experiencia del ex presidente andaluz. Para Asturias es bueno que Chaves tenga a su cargo la cooperación territorial, porque sabe mejor que nadie las necesidades de solidaridad de una región pobre y subsidiada. Con Chaves sobran los complejos porque estuvo al frente de una comunidad autónoma que recibió más que ninguna otra: una cuarta parte de los 150.000 millones de euros enviados por la UE desde el año 1985 y el 17% de las inversiones del Gobierno central desde que Zapatero es presidente.
El discurso de políticos y sindicalistas asturianos, hablando de una nebulosa deuda histórica, seguro que encuentra una gran empatía en Chaves que logró el reconocimiento de la deuda histórica andaluza por valor de 1.200 millones de euros. No creo que el tercer vicepresidente del Gobierno se ponga muy exigente con el uso dado a los fondos mineros, porque pese a las ingentes ayudas públicas, Andalucía tiene el 74,6% de la renta española, y cuando Chaves llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía, en el año 1990, andaba por el 77,4% de la renta nacional. En cuanto al amor por el empleo público, rasgo característico de nuestra región, no resulta ajeno a Chaves que incrementó un 5% el número de funcionarios el pasado año, mientras el sector privado andaluz perdía el 9% del empleo.
En resumen, que la atmósfera política y social en que se desenvolvió Chaves en las dos últimas décadas podía ser una continuación de la asturiana. Con esos antecedentes es fácil pasar del calor del sur al frío del norte: el envejecimiento y la dispersión de la población deben ponerse en valor en el modelo de financiación autonómica, y las dificultades de desarrollo de las comarcas mineras seguro que son asumidas por Chaves que dejó en Almería una de las simas del desempleo de la UE: 25% de paro.
BLANCO
Las infraestructuras de transporte constituyen el principal expediente en la relación de Asturias con el Estado. El nuevo ministro de Fomento, José Blanco, ha reclamado que las comunidades autónomas fijen las prioridades, pensando en las necesidades de su territorio y la contribución al empleo. De José Blanco se espera una gestión más política y menos caótica que la de su antecesora. En Asturias le resultará muy fácil al nuevo ministro superar el listón de Magdalena Álvarez, bastará para lograrlo con asistir a las inauguraciones de los tramos de autovía.
Debe el Principado abandonar la tendencia a inventariar todos los proyectos como parte de un conjunto esencial e irrenunciable. En Asturias, las prioridades en infraestructuras están claras: línea de alta velocidad desde León hasta Gijón, financiación de la ampliación de El Musel y finalización de la autovía del Cantábrico. Cumplidos esos tres objetivos puede pasarse a hablar de rondas, enlaces, soterramientos y un largo etcétera que incluye la comunicación de La Espina hasta Ponferrada.
En el ferrocarril de alta velocidad hace falta aclarar oficialmente cuestiones tan elementales como el trazado que tendrá desde Lena hasta Gijón, el calendario de las fases de la obra, y el tiempo previsto de duración del viaje. En los estudios técnicos la competencia del AVE con el avión, en distancias de 400 a 500 kilómetros, se establece por debajo de las tres horas de viaje. El tiempo que tarde un ciudadano en ir de Madrid a Gijón será determinante para saber si Asturias contará con AVE o con un sucedáneo. Del nuevo ministro de Fomento se espera que ponga blanco sobre negro.
El sobrecoste de El Musel tiene poco de fomento y mucho de economía. Es preciso que el Gobierno despeje los interrogantes sobre la financiación de la ampliación portuaria, una obra que avanza sin demoras. Se trata de una actuación de importancia nacional (por ello recibió dinero del fondo de cohesión) y le corresponde al Estado garantizar su viabilidad. En cuanto a la autovía del Cantábrico, la vía con más literatura de España, nos conformamos con que se acabe para el año 2011, última previsión oficiosa, después de haber comprometido su finalización para el año 2009 y luego para el 2010. Que Blanco ponga una fecha y empeñe su palabra.
SEBASTIÁN
Miguel Sebastián tiene que solucionar el problema de la G-4, que afecta sobre todo a la industria asturiana: ArcelorMittal, Alcoa y Asturiana de Zinc. Se había llegado a un principio de acuerdo, aunque se mantuvo opaco a los medios, por el que las empresas eléctricas aceptaban el mantenimiento del suministro en unos términos similares a la G-4; a cambio, los operadores eléctricos recuperaban los derechos gratuitos para emitir CO2 y el aval del Estado para financiar el déficit tarifario. ¿Deshizo Solbes el pacto al negarse a avalar el déficit de tarifa o fue el presidente de una empresa eléctrica como forma de presión para que no se cierre la central nuclear de Santa María de Garoña el próximo seis de julio? Que hable Sebastián.

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por JUAN NEIRA

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