En el primer trimestre del año el Gobierno regional ha invertido 350 millones de euros en distintos conceptos que van desde las infraestructuras de transporte hasta subvenciones a ayuntamientos, pasando por prestaciones ligadas a los servicios de la dependencia, ayudas a pymes, formación o I+D+i. Se trata de un ritmo de inversión alto, acorde con los objetivos previstos en los presupuestos del Principado para el año 2009, al incrementar el componente inversor, lo que ha llevado a la asunción de un mayor déficit público.
Las administraciones públicas están dispuestas a tirar la casa por la ventana para reanimar la actividad económica, ante la paralización del consumo, la ausencia de crédito y el camino de vuelta que están recorriendo las empresas: deshacen su posición en el mercado, vendiendo activos, despidiendo personal y congelando inversiones. Ante este panorama, las administraciones públicas da un paso al frente y asumen los papeles que otros no juegan: invierten, avalan, gastan, contratan, se endeudan. La recesión económica no ha dado paso a un debate sobre distintas opciones, ya que los más diversos países, partidos políticos y dirigentes se dedican a hacer lo mismo, esperando que la coyuntura mejore y los agentes que conforman el mercado den señales de vida y reanuden su actividad. Las discrepancias son de segundo orden: mejor invertir en trenes de alta velocidad que en dar dinero a los ayuntamientos para que ornamenten las plazas. Se discute sobre lo que se paga, pero no sobre el desembolso de ingentes montañas de dinero.
Llegados a este punto, surgen dos cuestiones. Como las administraciones públicas se alimentan de impuestos que pagan particulares y empresas, los ingresos del Gobierno central, Principado y ayuntamientos tenderán a ser declinantes, mientras dure la recesión. Dicho de otra manera: para un determinado volumen de inversiones y gastos, el próximo año se costeará con menos impuestos y más deuda pública que en el presente ejercicio. Y segunda cuestión: ¿Cuánto se debe endeudar el Estado? Para el año 2010, el FMI prevé un 53,8% de deuda sobre PIB en España. Y un 225,1% en Japón. ¿Debemos imitar el ejemplo de Japón? ¿Sería prudente que una familia pagara una hipoteca con los ingresos de tres generaciones seguidas?