En las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros para hacer frente a la crisis provocada por el coronavirus, hay dinero para la Sanidad: 1.000 millones de euros para intervenciones prioritarias y 2.800 a cuenta del sistema de financiación autonómica para hacer frente a tanto gasto extraordinario como va a originar la lucha contra el virus. También se abre una línea de ICO para la hostelería, hotelería y transporte, con un importe de hasta 400 millones. Hay algunas cantidades pequeñas, como los 25 millones para la pobreza infantil, habida cuenta de que los comedores escolares quedan provisionalmente clausurados. Y 14.000 millones para pequeñas y medianas empresas, así como para trabajadores autónomos, en forma de aplazamiento durante seis meses de sus obligaciones fiscales. Se esperaba un volumen mayor de recursos y, sobre todo, que tuviera más liquidez para los sectores afectados, pero todo sea bienvenido.
Entre las medidas hay recursos que van a gestionar las comunidades autónomas, otros serán para empresas y trabajadores. En este primer paquete de medidas –por desgracia, tendrán que venir más– no aparecen los ayuntamientos. En la crisis económica de 2007, el Gobierno de Zapatero echó mano de los consistorios para realizar programas de gasto que dieron empleo a gente en paro. Sin embargo, en aquella ocasión no se recurrió a los gobiernos autonómicos, aunque en Asturias, Álvarez Areces ideó un ‘plan A’, con 112 millones, para reanimar la economía regional.
Los ayuntamientos tienen dinero bloqueado en los bancos que debería quedar liberado para compensar la caída de la iniciativa privada. Veamos tres ejemplos. El Ayuntamiento de Navia, con ocho millones de presupuesto, tiene 4,5 millones inmovilizados en una cuenta bancaria; el Consistorio de Corvera, con 14,5 millones de gasto municipal, se encuentra con siete millones de reserva sin poder utilizar; el Ayuntamiento de Mieres tiene un volumen de recursos anuales de 39 millones, a los que se podrían añadir otros 7,5 que están retenidos. En la misma situación se encuentran la mayoría de los entes locales. El daño que va a hacer el virus chino a la economía es mayúsculo. Proveedores esfumados, clientes fallidos y empresas con trabajadores regulados. No sé si el Gobierno es consciente de la primavera que nos espera. Los alcaldes tienen ganas de utilizar los recursos que están olvidados en depósitos bancarios. A ver si la ministra de Hacienda o el presidente se enteran.