Aunque con un ligero retraso, Ovidio Sánchez ha visto la oportunidad abierta con el proyecto del AVE del Cantábrico para criticar a los socialistas. El líder del PP compara el rechazo parlamentario dado hace veinte años desde los escaños del PSOE a la variante de Pajares con las actuales reticencias al tren de alta velocidad. Hay alguna diferencia: frente a la variante de Pajares tenía una postura en bloque el PSOE, mientras que ahora el Gobierno de Zapatero ha incluido el AVE del Cantábrico en el PEIT. Ovidio Sánchez recuerda que las otras tres comunidades autónomas (Galicia, Cantabria y País Vasco) afectadas por el proyecto y el actual ministro de Fomento están a favor de construir la citada línea de alta velocidad.
La postura oficial de los socialistas asturianos consiste en condicionar el apoyo al AVE al logro de un trazado que no dañe la rasa costera. Como daños medioambientales o paisajísticos producen todas las grandes infraestructuras de transporte, el asunto está en determinar el grado de transigencia con proyectos concretos. La prioridad a la hora de fijar un trazado tiene que ser minimizar el coste medioambiental, dejando en un segundo plano el resto de consideraciones sobre el itinerario. Extremar las consideraciones medioambientales es sinónimo de apostar por un presupuesto elevado.
Ovidio Sánchez considera que costará 1.800 millones de euros el trazado asturiano del AVE del Cantábrico, un cálculo francamente optimista. A modo orientativo cabe hacer algunas consideraciones. La experiencia indica que la construcción de líneas de alta velocidad acaba resultando mucho más costosa que lo fijado en el presupuesto inicial. El AVE Madrid-Sevilla iba a costar 262.000 millones de pesetas y terminó en 448.000 millones (71% más caro): todavía hay gente que habla de los sobrecostes como si fueran una creación genuina de El Musel. Lo mismo ocurrió con la línea entre Madrid y Barcelona. En estos momentos, se está construyendo el AVE de Barcelona a Francia, con un coste medio de 10 millones de euros el kilómetro. Si a la mayor complicación de la orografía asturiana añadimos un mayor celo por la protección medioambiental, el resultado final es que la construcción del AVE del Cantábrico será mucho más cara que la previsión de Ovidio. El problema no es de números.