Serafín Abilio Martínez ha opinado sobre el AVE del Cantábrico, diciendo que no se opone a esta infraestructura, pero que encuentra más prioritario mejorar la línea de FEVE que contar con un tren de alta velocidad por la cornisa cantábrica dentro de veinte años. El presidente de la CAC dice que el viaje a Santander en FEVE dura mucho tiempo.

El argumento que emplea Serafín Abilio se lo he oído a más personas en los últimos meses y parte, a mi juicio, de una base errónea, que lleva a considerar al tren de vía estrecha y al de alta velocidad como bienes sustitutivos. Una línea de FEVE moderna nos llevaría en menos de dos horas hasta Santander, y también enlazaría las villas y pueblos de la geografía asturiana con el centro de la región. Un FEVE mejorado y moderno convertiría al AVE del Cantábrico en un lujo innecesario. Los que piensan así cometen una equivocación conceptual. El AVE del Cantábrico no pierde un ápice de su utilidad por no enlazar pueblos con capitales. Ni siquiera está pensado para comunicar prioritariamente Asturias con Santander o Lugo. El AVE está ideado para las largas distancias. Una línea de FEVE muy mejorada puede ser una alternativa a la carretera, y tal vez a la autovía. El AVE se mueve a otra escala: compite con el avión. Al AVE no se le mide por su capacidad de vertebrar el territorio más próximo, con paradas en pueblos y villas. Tampoco el avión que vuela de Asturias a Barcelona pierde utilidad por no hacer escala en Burgos. El AVE y el avión ofrecen sus mayores prestaciones uniendo grandes centros urbanos.

El pasado domingo publicaba EL COMERCIO una información sobre los 115.000 vehículos que circulan a diario por el eje, Gijón-Oviedo, una cifra que sólo superan Madrid, Barcelona y Sevilla. Sería paradójico que la trama urbana asturiana, formada a partir de Gijón-Oviedo-Avilés, con Siero y las cuencas, no tuviera una línea de alta velocidad que comunicara con Francia y el Mediterráneo. Imaginar que dentro de treinta años tengamos que desplazarnos a Santander o León para acceder a la alta velocidad es renunciar a ser un territorio accesible. Por lo demás, entiendo la queja de Serafín Abilio por la tardanza en llegar en FEVE a Santander. En otro siglo, siendo joven, leí de un tirón “El cero y el infinito” en un vagón de FEVE que me llevaba de Bilbao a Oviedo.