En la larga entrevista que se ofrece en estas páginas con Javier Fernández sólo salen a relucir dos datos numéricos: los 2.500 trabajadores del ERE de ArcelorMittal y las tres horas que debe tardar el futuro AVE en desplazarse de Madrid a Gijón. Un largo diálogo sobre ideas, sin interferencias de proyectos de ley o licitaciones de obra. Hagamos una reflexión sobre los juicios vertidos en la entrevista sabiendo que, al tratarse del líder de los socialistas asturianos, estaremos hablando de las ideas del poder.
Entre El Musel y las factorías de ArcelorMittal se concentra la cuarta parte del PIB asturiano. Ambas instalaciones, puerto y plantas siderúrgicas, tienen problemas. La negativa europea a financiar los sobrecostes de la ampliación de El Musel, cifrados en 135 millones de euros, comprometen el desarrollo de la obra y el hundimiento de la demanda de acero ha provocado la decisión de apagar uno de los dos hornos altos de la cabecera siderúrgica asturiana. Sobre el puerto, la posición del secretario general de la FSA no ofrece sombra de dudas: el dinero llegará de Europa o de los Presupuestos Generales del Estado. La ampliación va muy avanzada y una parada indefinida de la obra causaría un gran impacto en la opinión pública. En caso de confirmarse el rechazo de la Comisión Europea tendría que actuar el Estado. Ahora bien, el debate político sacaría a relucir las responsabilidades políticas derivadas del concurso llevado a cabo por la Autoridad Portuaria y el curioso papel de fiscal jugado por grupos y representantes políticos ante la UE.
Javier Fernández pone más énfasis en las inversiones a realizar por ArcelorMittal cuando pase la crisis (la reforma profunda de un horno alto valorada en 300 millones de euros), que en los recortes aplicados ahora, que incluyen dejar un horno sin actividad. Si estuviéramos ante una recesión dura, pero corta, como la del año 1993, la reanimación del consumo conllevaría retomar los proyectos aparcados. Si tras la actual caída de la demanda llega la atonía prolongada del mercado es muy difícil saber en qué situación quedará una empresa como Arcelor Mittal con fuerte endeudamiento. El acero, material paradigma de la industria, está llamado a recorrer el mismo camino que la economía española, una senda que Javier Fernández describe recurriendo a la metáfora: «Caminamos por un túnel y la luz de la salida tardará en verse». Como la colada de arrabio del horno alto.
Educación y sanidad
Parte de la entrevista gira sobre los funcionarios y los servicios públicos. El secretario general de la FSA mantiene una posición realista, lejana a cuestionar el papel del funcionariado y buscando puntos de encuentro con los colectivos en conflicto, como ocurre con los profesores al manifestar que se debe llegar a un modelo de evaluación que procure más consenso. No parece que el secretario general de la FSA se pierda en disputas ideológicas sobre las bondades de la mesa general de la función pública y el carácter corporativo y perverso que se esconde tras las mesas sectoriales. Dos huelgas se podrían haber ahorrado con esa política.
Al hablar sobre inversiones vuelve a surgir la cuestión de la educación al cifrar Javier Fernández las claves del futuro en la innovación y la tecnología. Aquí hace falta tener algunos criterios claros. La educación asturiana precisa reformas, por muy bien que esté en comparación con otras autonomías. Al igual que la sanidad necesita cambios profundos, porque su nivel de gasto y saturación de servicios resultan insostenibles. Ambas reformas hay que hacerlas con la gente que trabaja en los servicios. Dar formación a un médico en el extranjero es ganar un aliado y aumentar el grado de autonomía de los equipos directivos de colegios e institutos es mejorar la calidad de la enseñanza. Un centro que quiera llevar a cabo un trabajo práctico con una empresa o una facultad universitaria debe tener capacidad para firmar el convenio correspondiente y comprometer recursos económicos. Los socialistas han invertido mucho dinero en servicios públicos haciéndolos más robustos. Con la crisis y la búsqueda de salidas llegó el momento de las reformas profundas.
La entrevista empieza con Valledor y Los Verdes y termina con las infraestructuras. Poco antes de expresar Javier Fernández la satisfacción por el estado del pacto con IU surgió la noticia del fichaje de Rosa Aguilar por el Gobierno andaluz de José Antonio Griñán. La estabilidad del pacto PSOE-IU en Asturias está a medio plazo más condicionada por factores externos, como la crudeza de la crisis y las posiciones que tomen los sindicatos, o por el rumbo de IU en España, que por las veleidades de Valledor o por la naturaleza nacionalista y ecologista de los aliados de IU. A Javier Fernández no le preocupa el protagonismo de Valledor ni el doble papel de gobierno y oposición que juegan Los Verdes. Resta por saber si la crisis económica que hace fracasar uniones temporales de empresas, también es capaz de quebrar alianzas políticas de legislatura.
Sobre infraestructuras, lo previsto: urgente la línea de AVE con Madrid, encaminados los últimos tramos de la autovía del Cantábrico y pendiente del impacto ambiental el AVE del Cantábrico. Para tratarse de un ingeniero, demuestra Javier Fernández poca pasión al hablar de las grandes obras, y para ser un experto en minas, llama la atención su debilidad medioambiental.