Continúa la mejoría de los principales indicadores de la pandemia: número de contagios en las últimas veinticuatro horas, 4.273, y fallecimientos, 637. Somos el segundo país en población infectada, por detrás de Estados Unidos, que tiene siete veces más de habitantes, y segundo en decesos, tras Italia. Las cifras son mejores que en la pasada semana; pese a ello hay que estar preparados ante posibles reveses, como el que acaba de sufrir Italia, donde el número de muertos aumentó en 111 con respecto a la víspera.
Asturias ha recibido las primeras unidades de test rápidos (20.400). Era una de las principales demandas del personal sanitario para ser más eficaces ante la pandemia. El Gobierno central reparte un millón de test entre todas las comunidades autónomas. Después de sucesivos anuncios oficiales sin ser corroborados por los hechos, es preciso ver la foto de los envases para comprobar que esta vez es verdad. Si se quiere abordar a millones de personas para detectar enfermos asintomáticos la cantidad es muy pequeña, pero por lo menos se podrá utilizar con el personal sanitario y las residencias de la tercera edad. Llegar tarde a comprar material sanitario tiene estas consecuencias. El Gobierno y la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambian de criterio y hablan de mascarillas para enfermos y cuidadores, no para el conjunto de la población. Qué dificultad para hablar claro: como no hay para todos, solo se recomienda el uso para los grupos más necesitados. En Corea del Sur, como tenían suficiente cantidad de ellas, el uso generalizado de mascarillas produjo un efecto beneficioso.
El jueves será día grande en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez y los líderes de la oposición podrán debatir sobre el decreto de ampliación del estado de alarma. La oposición tiene la ocasión de decir lo que piensa, tras más de cuarenta sesiones informativas del Gobierno a la opinión pública. Con tres semanas de confinamiento resulta evidente que el Parlamento no forma parte de los servicios esenciales del Estado. Es un bien del que se puede prescindir cuando hay problemas graves. Bastan las prédicas de los ministros para saber lo que ocurre. Al escucharlos aprendí que la gestión de la Comunidad de Madrid era desastrosa. Y de pronto, ayer a las cuatro de la tarde, me entero por ELCOMERCIO.es que todas las comunidades autónomas controlan la pandemia menos Cataluña y Castilla-La Mancha ¿Me habían engañado Illa y sus colegas? Sin prensa libre y Parlamento la democracia deviene en parodia.