Uno de los déficit que tiene España al luchar contra el coronavirus es la falta de material sanitario. Desde primeros de marzo se pudo sospechar de esa carencia, pero el discurso del Ministerio de Sanidad y, particularmente, del jefe de los expertos sirvió para enmascararlo. Al ver las imágenes de los países del extremo oriente con los rostros tapados parcialmente por mascarillas los periodistas preguntaban por qué no se utilizaban en España. El doctor Simón respondía que no era necesario, bastaba con lavarse las manos durante sesenta segundos. Los corresponsales en China, Corea o Japón nos contaban que allí hacían test masivos a la población, pero esa práctica tampoco era necesaria para nuestro país, donde bastaba con que los test se reservaran para las personas con síntomas de haber sido infectadas. El jefe de los expertos daba cobertura al Gobierno y así la gente ignoraba que en España no se hacían test masivos porque no había un stock suficiente para realizarlos.
En la segunda quincena de marzo, en plena etapa de confinamiento, el Gobierno cambió de discurso y empezó a anunciar múltiples compras por variadas vías, reservándose, a veces, la identidad de los intermediarios que posibilitaban las operaciones. A partir de ahí se organizó un lío enorme porque hubo devoluciones de material, compras con la mercancía entregada en distintos plazos, compras que el Gobierno daba por buenas y las comunidades autónomas consideraban inservibles, compras del Ministerio de Sanidad, compras vehiculadas por el Ministerio de Defensa, compras por vía marítima a cargo del Ministerio de Transporte. Una gran confusión que nos dejó donde estábamos, como podemos comprobar al ver la dificultad que tienen las farmacias para suministrar mascarillas. La cosa comercial no debe ir muy bien cuando Pedro Sánchez realiza visitas a distintas empresas que han alterado sus producciones habituales para fabricar respiradores o mascarillas. El presidente va a darles aliento porque la importación de productos sanitarios no es una tarea fácil.
La consecuencia más nefasta de la carencia de material reside en el alto índice de sanitarios que se han infectado. En ese apartado de la pandemia somos líderes mundiales. El ministro de Sanidad anunció un reparto masivo de mascarillas higiénicas ¿Hay mascarillas que no son higiénicas? Ya hay vídeos por ahí descalificándolas. A saber. Llegados a este punto soy conformista: me basta con que sean más prácticas que un fular.