Pedro Sánchez contó a la prensa italiana que nunca se planteó un gobierno de gran coalición con el PP, ya que en los países europeos donde se aplicó esa fórmula los socialistas han entrado en decadencia. Según el presidente del Gobierno el PP solo propone esa alianza cuando el PSOE gana las elecciones. Las dos ideas enlazadas justificarían la renuncia del líder socialista a gobernar con Casado.
La trayectoria de Sánchez avala su fobia a la gran coalición. Cuando estaba en la oposición la negativa a entenderse con el PP era total. No quería que los socialistas se abstuvieran para que Rajoy fuera investido presidente pese a ganar dos elecciones seguidas. Si Susana Díaz no se hubiera rebelado, habríamos tenido tres elecciones en un año. Sánchez siempre fue fiel al «no es no». Desde la Moncloa pide colaboración a Casado, pero no quiere en ningún caso que el acuerdo, de producirse, conlleve convertir al PP en socio de Gobierno. Por su parte, Casado tampoco aspira a gobernar con el PSOE, y por ese doble rechazo la gobernabilidad depende en España de lo que digan Rufián o Arrimadas.
Ahora bien, una cosa es constatar que no hay expectativas de formalizar la gran coalición y otra dar por buenos los argumentos de Sánchez. El declive de los socialistas en Europa es un fenómeno que se inició a finales del pasado siglo y se consolidó en los primeros años del presente, y no tiene nada que ver con las grandes coaliciones. Está muy relacionado con el ocaso de la industria, el crecimiento del sector servicios y el miedo de una parte de la sociedad al aumento de la inmigración. En los países que se formaron gobiernos de gran coalición salió electoralmente penalizado el socio menor del Gobierno, como ocurrió en Alemania. Da igual que sean socialistas que conservadores. La gran coalición implica el entendimiento entre dos partidos de ideologías distintas, y mucha gente no ve bien que su partido se integre en un Ejecutivo presidido por el líder de la formación rival. Sánchez afirma que cada uno tiene que estar donde le puso el voto de los ciudadanos, «el PSOE en el Gobierno y el PP en la oposición». Como simpleza no está mal. Unidas Podemos está en el Gobierno y los electores solo le otorgaron 35 escaños. En sistemas de pluripartidismo, de las urnas salen, normalmente, diversas combinaciones de gobierno. A Sánchez le parece una incoherencia gobernar con el PP, sin embargo juzga normal pactar la estabilidad parlamentaria con ERC o Bildu, grupos que triunfan si España desaparece.