Empezó la ronda de contactos con los líderes políticos, anunciada por Pedro Sánchez, entrevistándose con Pablo Casado e Inés Arrimadas. La reunión entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición siguió el guion de anteriores encuentros: sonrisas al entrar, larga charla y ruedas de prensa centradas en remarcar las diferencias. Para que se puedan solucionar los problemas de España es necesario que estos dos hombres alcancen un nivel mínimo de acuerdos (pandemia, educación, Cataluña, deuda, pensiones, etc). No basta con que pacten la solución a las grandes cuestiones pendientes, pero sin su esfuerzo mancomunado solo se podrán poner parches. Aunque los intereses generales de España pasan por esa entente, los dos la rechazan porque anteponen sus intereses particulares.
Se pueden exponer en muy pocas palabras las razones del rechazo. Sánchez no quiere un pacto con Casado porque significaría la ruptura con todos los socios de la investidura y la estabilidad del Gobierno quedaría en manos del PP. Casado no quiere el acuerdo con Sánchez porque supondría renunciar a presentar una alternativa de poder. Como le dijo a Cayetana Álvarez de Toledo, «no me presiones para que sea vicepresidente de Sánchez porque no lo voy a ser nunca». Pablo Iglesias sí quiere ser vicepresidente, pero Casado, no, prefiere esperar a que se hunda el Gobierno de la izquierda. Como ambos tienen intereses totalmente alejados a los generales, hacen declaraciones favorables a un acuerdo que nunca se logra por culpa del otro. Ni presupuesto, ni renovación de órganos institucionales, ni nada de nada. Puestos a discrepar, no será posible ni siquiera una reforma legal para impedir la absoluta vergüenza de la ocupación de viviendas por la fuerza. Los okupas seguirán disfrutando en el sofá y los propietarios sin techo.
La entrevista con Inés Arrimadas siguió un rumbo distinto. Ambos partidos negociarán los presupuestos. A Sánchez sí le interesa el apoyo de Ciudadanos porque no constituyen ninguna alternativa de poder y, aunque con reparos, sus socios aceptan que se sume a la mayoría parlamentaria. Por su parte, Arrimadas, se pone como objetivo impedir que el presupuesto recoja las medidas fiscales y laborales que propone Unidas Podemos. Para Ciudadanos es necesario acordar con los socialistas para romper con la estrategia de grupo alineado con las formaciones de derechas que le llevó a la ruina en las últimas elecciones generales. En el mejor de los casos, iremos de parche en parche.