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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CUIDADO CON LOS IMPUESTOS

Debate en la Junta sobre los impuestos. Siempre que tratan los diputados autonómicos sobre una materia en la que son competentes gana interés la sesión. Los impuestos son un asunto del BOPA; pueden sus señorías subirlos, bajarlos o dejarlos como están. Es una decisión que está en sus manos. Cuando en la Cámara discuten, por ejemplo, sobre el paro, no ocurre lo mismo. Ni el Gobierno ni la oposición gestionan el mercado de trabajo. Pueden bonificar determinadas contrataciones o realizar un pequeño porcentaje de ellas, pero el mercado de trabajo funciona a través de miles de iniciativas de los agentes económicos y sociales.

Ante una pregunta de Daniel Ripa, líder de Podemos en Asturias, Adrián Barbón señaló que «no es el momento de elevar la presión fiscal». Un enfoque pragmático. Como las cuestiones fiscales tienen una gran carga ideológica, el resto de grupos se dejaron llevar por sus rasgos definitorios: la derecha propone bajarlos, mientras que Podemos e IU quieren subirlos. Ángela Vallina se acogió a una conocida máxima: que pague más el que más tiene. Como eso ya ocurre con el IRPF actual, debería puntualizar: que pague todavía más el que más tiene. ¿Qué decir de todo esto?

En la democracia los impuestos se bajaron en las etapas de crecimiento económico. Cuando la derecha saca a colación la rebaja fiscal de Aznar, como ejemplo de éxito por aumentar la recaudación, se olvida de referirse al contexto económico. Aznar bajó el IRPF (Felipe González había subido el tipo máximo al 56% y Aznar lo rebajó al 48%) en 1999, cuando el PIB crecía al 4% anual. Cuando se está en una crisis tan descomunal como la actual, con el Banco de España pronosticando una caída mínima del PIB del 10,5% para este año, bajar los impuestos supone dejar de atender las obligaciones. En una situación difícil, pero no tanto como la actual, el Gobierno de Rajoy, con mayoría absoluta, acometió la mayor subida fiscal de la democracia. No es que Rajoy fuera de izquierdas, es que sin subir los impuestos se veía abocado a declarar la suspensión de pagos del Estado. El momento actual es sumamente delicado. No hay margen para las rebajas fiscales, pero la subida también podría dañar de forma irreparable el tejido económico. La propuesta de Barbón es prudente y debe forzosamente complementarse con recorte de gastos. Contratar a 2.500 sanitarios y a 850 profesores, obliga a quitar dinero de otro sitio, aunque sus aliados de izquierda se vean en la necesidad de gesticular.

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por JUAN NEIRA

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