En la consulta de IU ganó el sector oficialista, encabezado por Ovidio Zapico, con un 60,8% de sufragios. En la votación participó el 68,9% de la militancia, un porcentaje muy superior al registrado en la Tercera Asamblea de Podemos, cuando salió reelegido Pablo Iglesias como secretario general. En aquella ocasión, solo se movilizó el 11,2% de los inscritos en el partido morado. La consulta de IU revalidó el triunfo obtenido por los oficialistas el 1 de febrero, cuando la elección se celebró por delegados. El aparato de Madrid anuló la consulta exigiendo que hablaran las bases. Ya lo han hecho y el resultado no ha variado. Por el medio se perdieron ocho meses, un detalle menor para los burócratas. La candidatura alternativa, que contaba con las simpatías de la dirección federal, logró el 39,2% de apoyos y estará suficientemente representada en el órgano de dirección.
Tras conocer el resultado, el coordinador general de IU Asturias y diputado autonómico, Ovidio Zapico, afirmó que con la consulta termina una crisis que durante años ha estado enquistada entre la organización asturiana y la dirección federal. Ojalá acierte en su vaticinio, pero en los 34 años de existencia de IU las crisis forman parte de su experiencia cotidiana. El futuro a corto y medio plazo sigue lleno de incertidumbres. El primer asunto a despejar es la viabilidad de la organización como fuerza autónoma, visible por sus siglas y reconocible por sus dirigentes. Esa es la pretensión mayoritaria entre la militancia asturiana. Sin embargo, en los últimos cinco años ha estado sometida a un proceso de desnaturalización, jugando un papel secundario en las candidaturas electorales formadas con Podemos.
La dirección federal apostaba por diluir la formación en un frente popular, de inspiración sudamericana, liderado por una figura carismática con capacidad para el caudillaje. Por ese lado vinieron los problemas de la organización asturiana con Alberto Garzón. Los nostálgicos del Partido Comunista de España todavía quieren que IU participe en un invento de ese tipo. Lo cierto es que a día de hoy, la dirección federal no ha descartado tajantemente esa vía, aunque ya no tiene tantos partidarios. Las incoherencias del pasado reciente dañaron gravemente a IU. Un ejemplo: en las elecciones generales del 28 de abril del pasado año no había papeletas de IU, y cuatro semanas más tarde sacaba el peor resultado de la historia en los comicios autonómicos en Asturias. Dar la cara o retirarse, nada de medias tintas.