Cuando faltan quince días para la celebración del pleno definitivo de los presupuestos en la Junta General del Principado, el Gobierno de Adrián Barbón ya cuenta con el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara. El pasado fin de semana fue IU quien escenificó el pacto con los socialistas y ayer la dirección de Foro anunció el ‘sí’ a las cuentas. Veintitrés diputados a favor (PSOE, IU, Foro), dos en contra (Vox) y otros veinte a la espera de decantarse (PP, Ciudadanos y Podemos). En las batallas parlamentarias la última palabra la tiene la aritmética. La capacidad de los grupos de la oposición de influir en el presupuesto está en relación directa con la necesidad del Gobierno de recibir su apoyo. Visto desde ese prisma, el momento más adecuado para sacar rédito de la negociación fue a lo largo de la pasada semana, cuando ningún partido había confirmado de manera explícita el respaldo a las cuentas. Como suele suceder en política, manejar los tiempos es fundamental. Tan erróneo hubiese sido dar la conformidad en noviembre, como dejarlo para las dos semanas que faltan hasta la celebración del pleno de las enmiendas parciales. A partir de ahora, el Gobierno socialista aceptará o rechazará las enmiendas de los grupos indecisos con la tranquilidad del que gestiona asuntos de trámite.

Hay ya dos líneas definidas, la marcada por los partidos del pacto y la definida por el rechazo de Vox. En el medio está el limbo de los que esperan. En esta ocasión, la abstención carecerá de transcendencia en el pleno de los presupuestos, a diferencia de lo que ocurrió el pasado año, cuando la abstención de una diputada de Ciudadanos y de un diputado de Foro permitió la aprobación de las cuentas actuales. Formado el bloque de la mayoría parlamentaria, la abstención en el Parlamento representa lo mismo que encogerse de hombros en la calle. Algo así como decir que no va conmigo, me da igual, no sé… La estrategia de la alianza transversal les funcionó a los socialistas.

El protagonismo es, sin duda, para Foro, que con el apoyo a los presupuestos socialistas confirma el cambio de su posición política, desde la originaria ubicación en la derecha hasta la actitud de centro o de centro-izquierda. Digo actitud, porque es preciso que lo confirmen con su discurso para hablar con propiedad de partido centrista. Falta por ver qué piensa su electorado, pero en esta cuestión pasa lo mismo con otros partidos, como Ciudadanos, Podemos o IU. Todos los que recibieron un varapalo en las urnas suscitan dudas.