Ignacio Blanco ha anunciado la presentación de una enmienda a la totalidad de los presupuestos del Principado. La iniciativa era esperada por todos, por cuestiones de forma y de fondo. Vox fue el único grupo marginado por el Gobierno socialista de la negociación presupuestaria, razón suficiente para pedir la devolución del proyecto de las cuentas autonómicas. Con respecto al contenido del mismo, el portavoz señaló que no se «ajusta a las necesidades» de la región, dado que tras el aumento generalizado del gasto no hay una correcta elección de prioridades, al aumentar proporcionalmente más los recursos destinados a la Consejería de Presidencia que a la sanidad, educación o servicios sociales. Para Blanco también es un rasgo negativo que la elevación del gasto público se financie con la mayor emisión de deuda de la historia. El portavoz criticó el comportamiento de los partidos de la oposición, apreciando un sesgo «socialdemócrata» en el comportamiento del PP, denostando el viaje de Foro desde sus originarias coordenadas hacia un nacionalismo de izquierdas, a semejanza de ERC, y etiquetando a Ciudadanos como «partido veleta», que un año se opone a las cuentas y, al siguiente, quiere gobernar con el PSOE.
Por las razones expuestas, Blanco pidió al PP que apoyara la enmienda a la totalidad que presentará Vox. Gimena Llamedo, diputada y secretaria de Organización de la FSA, reaccionó ante la petición de Blanco, solicitando al PP el voto en contra de la enmienda a la totalidad, o, al menos, la abstención, para «no hacer el juego a Vox ni dejarse arrastrar por él». El principal partido de la oposición está sometido a fuerzas de distinto signo: desde la derecha le piden el cierre de filas contra las cuentas de Barbón, y desde la izquierda le solicitan el distanciamiento de Vox. Haga lo que haga el PP va a ser tildado de alianza con el sector duro de la derecha o de guardar connivencia con la izquierda. En una disyuntiva semejante estaba Pablo Casado hasta la moción de censura liderada por Santiago Abascal. Ese día, el líder del PP eligió el espacio del centro, rompiendo la foto de la plaza de Colón. El tiempo, o mejor, las urnas, dirán si acertó o se equivocó, pero acabó con la indefinición. En el caso que nos ocupa, la elección de Mallada no solo significará un posicionamiento ante el Gobierno socialista, sino ante los posibles aliados del centro (Ciudadanos y Foro). El PP asturiano va a comprobar que cualquier decisión lleva asociado un coste de oportunidad.