Las informaciones aportadas por Bárcenas a la Fiscalía Anticorrupción sobre los sobres con dinero negro que cobraban destacados miembros del Gobierno de Mariano Rajoy, como de la cúpula del partido, han servido al resto de grupos de munición política. La dirección de Pablo Casado debía esperarlo, porque en cualquier contexto, sea de polarización política, como el actual, o de pacífica convivencia, los grupos rivales nunca desperdician la oportunidad de escarbar en la herida del partido zarandeado por escándalos.

Carmen Calvo afirmó que el PP debería refundarse si quiere distanciarse de las prácticas de financiación ilegal de las que habla el extesorero. Creo que lo fundamental es no incurrir en los mismos vicios olvidándose para siempre de los sobresueldos. Si un ministro cree que cobra poco, lo que debe hacer es dejar la cartera y acudir al mercado de trabajo para disfrutar de mayores ingresos. Incluso, en el supuesto de que se declararan a Hacienda los sobresueldos, no es de recibo que por un mismo trabajo se cobre en dos ventanillas, la de la Administración y la del partido. Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria del PP, rechazó el consejo de Calvo, diciendo que no puede recibir lecciones de honradez de los socialistas por que no han devuelto ni un euro del dinero público que robaron. Esa reflexión puede generalizarse a izquierda y derecha porque hemos visto a muchos corruptos ir a la cárcel, pero el dinero sigue guardado en sitios ocultos, o se esfumó. En Asturias, sin ser la tierra más castigada por los escándalos, sabemos de reos con fortuna que no han devuelto el fruto de sus fechorías. Pablo Echenique, siempre tan atinado, dijo que el PP, además de cometer actuaciones corruptas, había querido controlar el Poder Judicial. Todos los españoles sabemos que el partido morado rinde culto a la independencia de jueces y fiscales. A la catarata de críticas se ha sumado hasta Bildu. Los que nunca condenaron el impuesto revolucionario con que extorsionaban sus amigos etarras a empresarios y profesionales, alzan la voz contra los sobresueldos del PP de Rajoy. Patético.

El equipo de Pablo Casado supone un cambio político y generacional con respecto a las épocas de Rajoy y Aznar. El contador está puesto a cero. El PSOE superó sin realizar ejercicios de exorcismo el ‘affaire’ de Filesa, que era otra versión del mismo delito de financiación irregular. Ahora bien cualquier patinazo tendría consecuencias devastadoras, porque la gente tiene memoria.