La vicepresidenta cuarta y ministra de la Transición Ecológica se reunió con los consejeros de Medio Rural de Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León. Teresa Ribera, rodeada de su staff, quería hablar sobre el lobo con los gobiernos de los territorios en los que habitan el 95% de los ejemplares que hay actualmente en España. Uno días antes, la vicepresidenta, apoyada por los gobiernos autonómicos que no tienen lobos, impuso en una votación igualada, que se decantó por su voto, la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Al entrar en ese registro el lobo deja de ser especie cinegética. Como buena ecologista radical, Ribera tiene planes expansivos para el lobo que debe ocupar nuevos territorios aumentando un 18% el número de manadas para el año 2030. Ese año no habrá centrales térmicas ni se fabricarán coches con motores de combustión, mientras que por las zonas rurales acecharán 350 manadas de lobos. Lo que no nos ha aclarado la ‘vice’ es si se trata de un proyecto de progreso o de regreso, porque a juzgar por el escenario guarda más parecido con el siglo XIX que con el XXI.
Alejandro Calvo manifestó, en nombre del Gobierno de Asturias, que están dispuestos a dialogar y negociar, pero en ningún caso van a aceptar que el lobo adquiera el estatus que pretende otorgarle la ministra. El consejero advirtió que el Principado va a mantener las competencias en la gestión de la especie. Teresa Ribera dijo cosas de gran enjundia. Animó a los consejeros a proponer medidas que disminuyen los daños en la cabaña ganadera y contribuyan a bajar la mortalidad del lobo. Vamos a ver, solo desde la ensoñación ideológica se puede pensar que mueran menos vacas y ovejas con más lobos por los alrededores. Si mueren menos lobos, muere más ganado. La relación es inversa. También anunció que se incrementarán un 30% las ayudas a los ganaderos por las pérdidas, pero que esas subvenciones tendrían que venir acompañadas de medidas preventivas que tomarían los ganaderos para evitar los ataques del lobo. Quizás desde un despacho ministerial en Madrid se tenga una visión más abstracta, pero en la práctica, los ganaderos evitan o rechazan los ataques del lobo con mastines.
Sobre la cuestión del lobo tiene toda la razón Alejandro Calvo. El Principado debe hacer valer sus competencias. No se puede ceder un ápice. Hay que hacer saber a Teresa Ribera que basta ya de causar perjuicios a los asturianos con la ecología como bandera.