El intento de la cúpula de Ciudadanos (Arrimadas, Cuadrado y Espejo) de querer remediar de forma expeditiva los problemas que amenazan su existencia ha puesto patas arriba el mapa autonómico, con tres mociones de censura (Murcia, Madrid y Castilla y León) y una convocatoria electoral en Madrid.
Tras cuatro derrotas electorales de Ciudadanos por goleada (elecciones generales del 10 de noviembre de 2019, y elecciones autonómicas en Galicia, País Vasco y Cataluña en los últimos siete meses), la solución encontrada por Arrimadas y sus íntimos es echarse en brazos del PSOE sin reparar de donde le han llegado los votos. Los estrategas de Moncloa aprovecharon las urgencias de Ciudadanos para tratar de ampliar el poder territorial del PSOE y reventar al centro-derecha. Por su parte, Arrimadas quería tapar sus debilidades valiéndose de la fuerza y el buen momento que atraviesan los socialistas.
Se han dicho tantas cosas desde el pasado miércoles que conviene fijar algunos conceptos. Las iniciativas desplegadas estos días por los diferentes partidos (mociones de censura, convocatorias electorales, alianzas) son legales, pero no todas son habituales ni recomendables porque erosionan al sistema democrático.
INDESEABLE
Ciudadanos fue autor de una moción de censura en Murcia contra un Gobierno del que formaba parte. Esto es tan singular como indeseable. Cuando un partido no está cómodo en un gobierno de coalición, lo abandona y punto. A partir de ahí habrá elecciones anticipadas o se formarán nuevas alianzas. Hacer descarrilar un tren cuando se oficia de maquinista no es presentable.
La censura fue organizada por la cúpula nacional de Ciudadanos y el grupo de estrategia de la Moncloa, quedando al margen los diputados murcianos. Alcanzado el pacto por las alturas, los diputados recibieron la orden de firmar la maniobra. Tragas o dejas el escaño.
Arrimadas y sus lugartenientes sabían perfectamente que el voto recibido en los comicios autonómicos de mayo de 2019 era para combatir al PSOE, no para auparlo al gobierno. La campaña de Ciudadanos en aquella época era nítida y los acuerdos en toda España fueron con el PP. Cuando Ábalos y compañía hablan de transfuguismo, debe recordarse que no hay engaño más miserable que el que se perpetra a costa del electorado. No me refiero a contradecir puntos del programa electoral, sino a cambiar de bando: coger los votos de la derecha convertidos en escaños y dárselos a la izquierda o viceversa.
El contraataque del PP murciano, con el que quedó desbaratada la censura, fue un golpe de la misma medicina: te ofrezco paga institucional y mejores expectativas para el futuro, por algo lleva el PP gobernando 26 años en la región.
PLAN “B”
Las mociones de censura no pueden convertirse en una vía alternativa a las urnas para llegar al Gobierno. Pedro Sánchez fue el primero que utilizó el plan “b” para alcanzar el poder a través de la moción de censura, y por lo planteado en Murcia, Madrid y Valladolid parece que se trata de generalizar el método victorioso. Un sistema tan anómalo genera más anomalías, como la convocatoria electoral en Madrid para evitar una moción de censura.
Para defenderse de las artimañas de la clase política hay que recurrir al costoso método de convocar a los electores. Hace treinta años, el PSOE no se atrevería a montar tres censuras en paralelo, porque ese tipo de usos llenaban de desprestigio al que los practicaba. Fracasada la censura murciana y previsiblemente fallida la castellana, sólo queda en pie la batalla electoral de Madrid, un plato fuerte donde los haya cuando nos habíamos preparado para 22 meses sin elecciones.
MADRID
La Comunidad Autónoma de Madrid es un objetivo de primer orden, por ser el territorio más rico de España, el tercero por número de habitantes y a través de la capitalidad buque insignia de la nación. Isabel Díaz Ayuso se puso un reto muy difícil que otros dirigentes de su partido, como Rajoy, jamás hubieran planteado. Si el PSOE se hace con el poder, Pedro Sánchez quedará sin oposición autonómica (en el Congreso de los Diputados carece de ella), porque Juanma Moreno o Feijóo no son dados a meterse en complicaciones.
Los comicios van a clarificar el centro-derecha, ya que todo indica que Ciudadanos quedará fuera de combate. Hay dos izquierdas, PSOE y Unidas Podemos, y habrá dos derechas, PP y Vox. El intento de hacer del PP la casa común de la derecha fracasará porque Díaz Ayuso podrá ganar, pero necesitará, sí o sí, de Vox para gobernar. Quiere esto decir que Casado ya puede prepararse para tener de interlocutor a Vox, después de haberlo despreciado gratuitamente en el Congreso de los Diputados. Díaz Ayuso juega al todo o nada, y en caso de ser todo se convertirá en la nueva Esperanza Aguirre. A medio plazo un nuevo quebradero de cabeza para Génova o como se llame la nueva sede central del PP.
En una semana ha cambiado inesperadamente el horizonte político español. Habría que revisar las reglas (sistema electoral mayoritario) para dotarlo de mayor estabilidad. Es urgente que nadie hago un uso espurio de los votos de la gente. Que los electores pongan a los presidentes y los aparatos de los partidos se limiten a organizar las campañas electorales. El navajazo por la espalda debería estar más penado en el Código Penal.