Los comicios del martes en Madrid han concitado una enorme expectación hasta el punto de convertirse en un trasunto de las elecciones generales. Nunca había ocurrido algo igual en una cita autonómica.
Se podrá argüir que pasó lo mismo con algunas convocatorias a las urnas en Cataluña, pero allí lo que estaba en cuestión era la correlación de fuerzas entre independentistas y constitucionalistas, mientras que en Madrid está en juego la victoria de la derecha o de la izquierda, tradicional eje que divide el curso nacional.
La mejor demostración de ello es la implicación de las principales figuras de la escena política, particularmente en la izquierda con el amplio protagonismo de Iglesias y Sánchez, uno bajando a la arena de candidato y el otro relegando a Gabilondo al papel de telonero.
Si guarda semejanza la batalla madrileña con las elecciones generales, sus resultados también tendrán una especial influencia en otros territorios, al favorecer a las formaciones ganadoras y debilitar a las perdedoras.
Vamos a dar por buenos los datos compartidos en los diversos sondeos electorales para intentar entrever lo que pueden afectar al debate político asturiano. Empecemos por repasar lo que adelanta la demoscopia.
DEMOSCOPIA
Las encuestas coinciden en que la victoria de Isabel Díaz Ayuso será incontestable, duplicando los escaños que tenía y ejerciendo su candidatura una potente atracción sobre el espectro social de la derecha.
Los sondeos convierten a Ciudadanos en partido extraparlamentario. Si no llega al umbral del 5% de votos la onda expansiva de la bomba causará destrozos al partido naranja en toda España. Vox mantendrá la cuota de escaños de los comicios de 2019 o la mejorará mínimamente.
En la izquierda el PSOE es el partido que retrocede, mientras las otras dos opciones (Más Madrid y Unidas Podemos) avanzan a su costa. Es la primera vez desde que es presidente Pedro Sánchez que ocurre algo semejante.
La formación de izquierdas que sale fortalecida es Más Madrid, el cayuco que utilizó Errejón para escapar de Podemos cuando la atmósfera se volvió irrespirable. Más Madrid se acerca al PSOE y humilla a Iglesias que se ofreció para liderar una candidatura unitaria de izquierdas y queda el último de la fila.
Si los votos confirman los sondeos, el resultado madrileño no será una buena noticia para los socialistas asturianos ni para los de ninguna otra región.
IZQUIERDA
Bien es cierto que entre Barbón y Gabilondo no hay muchos puntos en común, y que los estrategas de la Moncloa cometieron en Madrid dos errores muy graves: atacar a degüello a Ayuso hasta convertirla en heroína y abandonar en medio de la campaña su discurso para asumir los disparates de Iglesias: democracia o fascismo. Es la primera vez desde la transición que el PSOE hace seguidismo de un grupo de extrema izquierda.
En Asturias, Unidas Podemos queda en mal lugar, porque la izquierda que progresa en Madrid es la de Errejón y ellos pertenecen a la tribu de Iglesias. El mensaje es menos retórica y más vinculación a causas concretas.
Aunque no sean capaces de vislumbrarlo, el futuro de Unidas Podemos pasa por una cierta moderación o, si prefieren, por una cura de realismo, y no por los trucos y desvaríos de su máximo jefe. Con Yolanda Díaz de lideresa y Más Madrid asentado en las instituciones, sólo tienen que caminar tras ellos. En caso contrario la historia está lleno de partidos episódicos que no alcanzaron la madurez.
DERECHA
El PP será el gran beneficiado en caso de que las urnas confirmen los vaticinios. Un resultado plenamente satisfactorio que se inscribe en la senda de las grandes victorias de Esperanza Aguirre: tres mayorías absolutas consecutivas. También Aguirre inició su égida en el poder convocando elecciones anticipadas en Madrid.
A la hora de extrapolar la demoscópica victoria de Ayuso nos encontramos con que beneficia al PP, pero no a todos los dirigentes del partido. Pablo Casado deja de ser el líder incontestable de la derecha al ver cómo en su misma ciudad emerge una alternativa arrolladora. El futuro está por escribir, pero lo mismo sucedió entre la Aguirre triunfadora y el Rajoy opositor. Una década de tensiones.
Mallada tratará de subirse a la ola porque el PP asturiano carece de hitos propios. Tendrá que hacer un esfuerzo notable, ya que Ayuso habla de hechos (bajada de impuestos, hostelería abierta desde agosto), mientras que ella ofrece promesas. Aun así está en condiciones de intentarlo y debe hacerlo. La primera tarea pasa por transmitir mensajes acertados. Ayuso da un curso en esa materia al estar rodeada de un grupo de colaboradores de nivel. Sin escuchar a unos buenos asesores todo resulta más farragoso. El ideal de Baudelaire, ser sublime sin interrupción, no está al alcance de los humanos.
Ciudadanos estaba en una cuesta abajo acelerada, pero si no obtiene escaños en la Comunidad de Madrid se queda sin argumentos en la Junta General del Principado. El martes, por desgracia, pueden sufrir la metamorfosis de diputado a zombi.
Vox resiste el vendaval de Ayuso, pero ve cómo en los colegios electorales de la capital de España no tiene la fuerte subida que experimentó en las últimas elecciones generales o en los recientes comicios catalanes. Una lideresa del PP sin complejos les corta la hierba debajo de los pies.
En Asturias, la derecha tiene cuatro grupos, así que la curva de crecimiento de Vox responde a otras claves.