En la conferencia sectorial de Educación (Ministerio y consejerías autonómicas) han acordado las líneas maestras que se deben seguir en el curso escolar ante la pandemia. La enseñanza presencial no tendrá limitaciones y se aplicarán las mismas medidas de precaución ante el virus que regían en el curso pasado. Es un enfoque muy sensato.

Tras dos cursos muy especiales, uno finalizado en marzo y el otro orientado hacia el aprobado general, toca afrontar la tarea de transmitir el conocimiento con todo rigor y para eso hace falta que los alumnos estén en las aulas. Simultáneamente hay que mantener las directrices del curso pasado: grupos burbuja en Infantil y Primaria, distancia interpersonal de metro y medio, mascarillas para los alumnos de Primaria, ventilación frecuente y cruzada en las aulas. Ha crecido mucho la incidencia acumulada en los menores de 19 años. La variante delta del virus está haciendo mucho daño. Hay gente que lee o escucha que el pasado lunes murieron cuatro personas en Asturias (la cifra más alta desde el 17 de abril) y no le hace pensar que estamos ante una situación grave. Sí, la gran mayoría estamos vacunados, pero sigue habiendo miles de contagios cada día y más de cien muertes. Que no nos cuenten la historia de que los fallecimientos se deben a que hay personas inmunodeficientes, porque eso no es ninguna novedad, ya ocurría en las otras olas. No busquen subterfugios, las vacunas, por si solas, no servirán para acabar con la pandemia. El discurso triunfalista del Gobierno adormece al personal.

Los responsables de la Educación actúan con seriedad y no bajan la guardia ni un centímetro. No hacen concesiones a la frivolidad. Para la sociedad es una lección que todos los niños de primer curso de Primaria estén con la mascarilla en las aulas, cuando cuesta que los adultos hagan lo mismo cuando se solazan en el interior de los bares. La mejor forma de evitar escenarios desagradables es tomarse con todo rigor la política preventiva. Hay que impedir que los colegios sean un foco de contagio para que se mantenga la enseñanza presencial. No nos podemos permitir otro curso fallido. Si los cerca de tres millones de alumnos que hay en Primaria pasan otro curso de bajo contenido académico se acabará produciendo un desastre nacional. La consejera de Educación del Principado, Lydia Espina, manifestó que debe haber mayor conexión entre formación y empleo. De acuerdo: las mascarillas en su sitio y formación, mucha formación, para levantar el país.