Teresa Ribera ha ejecutado la amenaza anunciada a las comunidades autónomas de introducir al lobo en el Listado de Especies Protegidas (Lespre). Al estar así catalogado no se puede cazar en toda España. La respuesta concertada del Principado, con Galicia y Castilla y León, fue la interposición de un recurso a la medida del Gobierno. Alejandro Calvo, consejero de Medio Rural, considera que la decisión de la ministra afecta negativamente al modelo de ganadería extensiva, como el asturiano. El Principado acepta el pulso, recurre en vía administrativa, y sigue aplicando el Programa de Gestión del Lobo en Asturias, 2021-2022. Política aparte, es evidente que conoce mucho mejor el Gobierno asturiano la situación real de los ganaderos y cómo se debe actuar con las 40 manadas (más de 200 lobos y menos de 300) que habitan en la región, que los burócratas de Madrid, ministra incluida.
Cuando Teresa Ribera anunció su plan de impedir la caza del lobo, le apoyaron los gobiernos regionales de Baleares, Canarias o Cataluña, que no tienen ni un lobo en sus territorios, mientras que Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia, con casi el 100% de los ejemplares del lobo ibérico en sus predios, rechazaron el plan. En los últimos años, la preocupación -desesperación- de los ganaderos por los daños causados en el ganado ha ido en aumento. El lobo es para ellos un problema tan grave o superior al incremento del precio de la tonelada de pienso (18 euros más desde junio) o al hecho de que la industria les siga comprando la leche a 35 céntimos el litro, como en el año 2007. El lobo diezma la cabaña ganadera de Asturias, con más de 5.000 animales afectados (un tercio son caballos), que reciben de media, como compensación por la Administración, menos de 300 euros por cabeza. A la ministra le da igual, el problema son los lobos que se cazan, no las vacas, ovejas, cabras y caballos que matan.
Lo más formidable de este asunto es que Teresa Ribera lleva, de facto, una centralización de competencias, asumiendo la gestión del lobo que hasta ahora llevaban los gobiernos autonómicos. Va a preparar un paquete presupuestario, apoyo técnico y personal para administrar lo que antes hacían las autonomías. En España se descentraliza todo, se deshilacha el Estado, pero, oiga, llega Ribera, convierte al lobo en figura totémica (la vaca en la India) y a callar. Dicen que el lobo forma parte de la biodiversidad de España. Pues esa forma de entender la biodiversidad, aquí en Asturias mata.