Desde el Principado se resta importancia al descenso de las inversiones del Estado en Asturias para el año 2010, ya que el incremento en los últimos años había sido muy importante, así que en algún ejercicio tendría que haber una mengua. La escasa consignación presupuestaria de algunas infraestructuras, como el tramo Unquera-Llanes de la autovía del Cantábrico, o la falta de cobertura para algunos proyectos, como el del metrotrén, no tiene relevancia para el Gobierno regional, ya que lo único importante es que siga adelante la tramitación administrativa y se cumplan las expectativas. El Principado resalta el impulso que supone para la actividad económica las inversiones previstas para el próximo año entre los gobiernos central y autonómico, que rondan los 2.000 millones de euros.
El análisis regionalizado de los Presupuestos Generales del Estado es muy poco consistente, aunque en nuestra comunidad autónoma es ya una costumbre, así que no iba a interrumpirse el año en que la tendencia de crecimiento de las inversiones experimenta una inflexión. Los socialistas sacaban pecho otras veces, con las cifras al alza, de modo que ahora les toca buscar justificaciones. La ejecución de las infraestructuras tiene unos plazos. Cuando se realiza un estudio técnico sobre el trazado de una infraestructura hay una menor reserva presupuestaria que cuando están las máquinas horadando túneles y construyendo viaductos. Se entiende que el proyecto del AVE tenga el próximo año una menor inversión, con los túneles de la variante de Pajares terminados, pero no hay razón para dejar en testimoniales las aportaciones a la autovía del Cantábrico en su ramal oriental, que acumula un gran retraso.
Puede discutirse el tratamiento presupuestario de las infraestructuras, pero resulta más difícil de admitir el sesgo que toma polémica sobre el grueso de las cifras, como si las inversiones del Estado fueran una bolsa de dinero que nos mandan desde fuera para que podamos comer. Una cosa es que la terminación de la autovía del Cantábrico, de la ampliación de El Musel o de la línea de alta velocidad de Madrid a Gijón sirva para activar la economía, y otra que la gran aportación del Estado al progreso regional provenga del simple consumo de las partidas presupuestarias destinadas a la construcción de esas infraestructuras.