Reunión sobre la reforma del Estatuto de Autonomía entre los tres partidos de izquierda y Foro. El tercer encuentro en lo que va de mes. Adrián Barbón dijo, públicamente, que el plazo para pactar la reforma termina en enero. Las cosas siguen como al principio. La izquierda no se ha movido un ápice en espera de que el apoyo de Foro caiga como fruta madura. Adrián Pumares, portavoz forista, planteó una serie de condiciones en la Junta General del Principado para dar el visto bueno a la oficialidad del bable, que es la única razón explicitada por la izquierda para reformar el Estatuto. Para decirlo correctamente, el objetivo de la izquierda es la oficialidad y la reforma del Estatuto es un mero instrumento para sancionar el régimen trilingüe (castellano, bable, eonaviego).
A la hora de la negociación lo único que puso Foro sobre la mesa fue una reforma fiscal que suponga la eliminación, en la práctica, del Impuesto de Sucesiones y una rebaja del IRPF. IU rechazó, de plano, cualquier modificación fiscal, mientras que Podemos se mantuvo cauteloso. Los socialistas mantuvieron una postura extraña al mostrarse abiertos a cualquier cambio con tal de que lo dieran por bueno Podemos e IU, para evitar cargar solos con el muerto. El PSOE no suele hacer ese tipo de propuestas. Lo cierto es que tras tres encuentros la izquierda se limita a esperar que Foro renuncie a condicionar la oficialidad del modelo trilingüe. Dolores Carcedo (PSOE): «Foro no da opciones; si las da que las traslade». Si una negociación está abierta, ese tipo de manifestaciones equivale a cerrarla. Más simpática fue la propuesta del nuevo portavoz de Podemos: crear una comisión en la Junta General del Principado para debatir el modelo fiscal. Sólo en el caso de que el interlocutor sea lerdo puede prosperar una ocurrencia así.
Da la impresión de que los dirigentes de la izquierda llegaron ‘sobrados’ a la mesa de negociación, sin reparar en que sólo eran ellos los que tenían en el programa electoral la oficialidad. El programa de Foro decía que no existe el consenso social necesario que aconseje la reforma del Estatuto. Otra cosa es que las palabras de Pumares pudieran crear fundadas expectativas. En cualquier caso ir a una negociación con la esperanza de que la otra parte se rinda, incondicionalmente, es temerario. Entre tanto la Academia de la Llingua convocó una reunión exprés para analizar responsabilidades. La cosa debe estar muy mal cuando el demiurgo del sistema trilingüe salta a la cancha.