Tras la reunión de la dirección de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Gimena Llamedo compareció ante los medios para poner punto final a las especulaciones sobre la reforma del Estatuto de Autonomía, dando por rota la negociación sobre las rebajas fiscales, pero manteniendo la puerta abierta para hablar de los cambios que se deben introducir en el Estatuto.
Cerrar la puerta a las modificaciones fiscales es lo mismo que expulsar a Foro del consenso y sin el voto de Adrián Pumares la izquierda no tiene escaños suficientes para reformar el Estatuto de Autonomía. Es una ficción negarse a la negociación fiscal y mantener abierto el diálogo sobre el Estatuto. Si los socialistas proceden así es porque necesitan terminar ya con esta comedia pero quieren que sea otro partido el que se levante de la mesa para culparle de haber frustrado un acuerdo histórico. Por si acaso sale Foro indemne de este embrollo, la número dos de la FSA atacó a Podemos por hacer propuestas fiscales que merman en 35 millones de euros los ingresos del Principado. Para completar la crítica dijo que las iniciativas de Podemos «alteran la progresividad del sistema (fiscal)».
Seamos justos, las reformas de Podemos son parciales y, en algunos casos, absurdas porque centran las mejoras del Impuesto de Sucesiones sobre inmuebles en la zona rural. Ahora bien, la progresividad no queda en ningún modo alterada porque la cosmética bajada del IRPF se realiza en los tramos de rentas más bajas. Si el sentido común imperara en los partidos que negocian o negociaban el Estatuto la crítica a Podemos sería por la retórica hueca que practica ya que a los trabajadores les da un aguinaldo y a los herederos les impone la condición draconiana de vivir en el inmueble que heredan para poder beneficiarse de las bonificaciones. En definitiva, la nada, aunque el Comité Ejecutivo de Foro le pareció una buena base para reanudar el diálogo.
La batalla del Estatuto se acabó no porque reinara el sentido común, sino porque el portavoz de Foro no podía sumarse a la oficialidad sin arrancar los logros que la izquierda nunca le va conceder. La reforma nació muerta, fruto de la prepotencia de la izquierda y las contradicciones de Foro que tiene que mantener cohesionada a la dirección donde la mayoría son alérgicos a la cooficialidad del bable, aunque con algunos dirigentes dispuestos a dar la vida por el sistema trilingüe. Solo IU habló claro, mientras el PSOE nadaba y guardaba la ropa. Finalizada la fiesta, empieza la resaca.