En la Junta General del Principado Ana Cárcaba ha rechazado la propuesta fiscal de Podemos. La respuesta de la consejera llega cuando la iniciativa del partido morado había quedado sin efecto, al rechazarla IU y, posteriormente, sumarse los socialistas a la negativa. El PP, de forma extemporánea, salió en defensa de la rebaja tributaria de los ‘podemitas’ y quiso que el Gobierno se mojara.

Todo este absurdo enredo es un ejemplo de los modos que utilizan nuestros representantes para hacer política en las instituciones. La negociación de los grupos de izquierda y Foro debería haberse llevado a una comisión creada al efecto en el Parlamento, como corresponde a una reforma del Estatuto de Autonomía. La propuesta de Podemos se tendría que tratar en esa comisión, así como la posterior iniciativa sobre la materia del PP, en vez de esta secuencia de gestos incoherentes donde el primer partido del Parlamento se suma a lo que dicen grupos que tienen diez veces menos de escaños que el suyo y con el PP jugando a formar un frente fiscal con los morados. Lo nunca visto.

Ana Cárcaba podría haber descalificado la oferta de Podemos porque es muy endeble, pero ha escogido argumentos que son más que discutibles, empezando por decir que la pérdida de 35 millones de ingresos pone en riesgo la sostenibilidad del sistema. Calificó el actual sistema de progresivo, justo y equitativo, cuando las rentas más bajas en Asturias tienen el segundo tipo impositivo más alto por detrás de Cataluña. La consejera sacó a relucir que la presión fiscal está por debajo de la media española, pero evitó explicar que ello se debe, exclusivamente, a que hay muy poca gente empleada; nuestros tipos impositivos están por encima de la media. Nuestro esfuerzo fiscal es mayor. Los impuestos constituyen una materia muy importante y no se deben hacer discursos sesgados cuando el sistema es perfectible.