En la gira que hace Feijóo por España le tocó visitar Asturias. En el teatro Campoamor de Oviedo dirigió la palabra a militantes y simpatizantes del PP. No hay ninguna duda de que será el próximo presidente del partido, por el amplísimo apoyo concitado y porque no hay indicios de que alguien se anime a disputarle el liderazgo. La ‘tournée’ por todas las comunidades autónomas sirve para afinar su discurso de alternativa a Pedro Sánchez. En la misma jornada mostró dos caras, la del político ejecutivo que apuesta por soluciones sin dilaciones y la de la crítica directa al Gobierno de coalición, PSOE-Unidas Podemos.
Como presidente gallego aprobó ayudas de 100 euros para el pago de suministros energéticos a 66.000 familias de rentas bajas. Sin convocatorias ni papeleos, se las ingresan directamente en cuenta bancaria. En la misma resolución hay ayudas para el sector de la pesca y 200 millones de euros adelantados de la Política Agraria Común (PAC) para agricultores y ganaderos. La Xunta aporta el aval para poder hacer efectivo ese dinero. Es, sin duda, un intento de Feijóo por mostrar un estilo de gobernar que contrasta con los anuncios de la pasada semana de Pedro Sánchez sobre ayudas a sectores afectados, pero que curiosamente quedaron aplazadas hasta final de mes. El Gobierno se debate entre poner techo al precio de la energía (180 euros-megavatio), dar ayudas directas o bajar impuestos. La primera medida es indolora, las otras dos afectan a la tesorería del Estado. Parece que el Ejecutivo prefiere ‘topar’ el precio de la electricidad, pero dudo que se pueda poner ese techo si en el mercado se registran precios muy superiores. Habría que finiquitar el modelo marginalista de asignar precios a los recursos energéticos, pero Alemania, Holanda y otros socios del norte de Europa no están por la labor.
Feijóo criticó las contradi-cciones del Gobierno de coalición. Nunca fueron tan graves las discrepancias de los ministros ‘podemitas’ con Pedro Sánchez, como con la invasión de Ucrania. El líder gallego puso el dedo en la llaga al afirmar que no pueden estar en el Gobierno partidos que rechazan la OTAN. A eso se llama dar en el blanco. La alianza atlántica es la clave de bóveda de la seguridad de las democracias europeas. Sin OTAN, Putin podría entrar hasta Berlín o Madrid. La invasión de Ucrania demuestra que no tiene reparos en violar las fronteras. No es recibo que haya ministros que odian a la OTAN, mientras exigen «diplomacia de precisión» con los que arrasan Kiev.