La Consejería de Educación ha adaptado el currículo de la Educación Infantil y Primaria a los contenidos de la Ley Celaá y los reales decretos que la desarrollan.
Una labor delicada tratándose de una ley que cambia los cimientos de la educación reglada, tanto en el contenido de las materias, como en la metodología y la forma de evaluación.
En primer lugar señalaremos los aspectos positivos de la adaptación curricular en Asturias, empezando por el aumento de las horas lectivas dedicadas al inglés en Infantil y Primaria. En el caso de Infantil se empieza a enseñar desde los tres años. Un cambio tan necesario como acertado.
El incremento del tiempo destinado a la Educación Física es una consecuencia directa de la importancia que da el currículo a la educación en salud.
Desde una perspectiva estructural, la mayor novedad está en la incorporación del ciclo de 0-3 al currículo de Educación. Por primera vez se considera educativa a esa etapa, no meramente asistencial.
A medio plazo este cambio traerá consecuencias imparables, como la unificación de los dos ciclos en los mismos centros y la mayor cualificación del profesorado del primer nivel.
A corto plazo la diferencia estará en la gratuidad de la enseñanza de cero a tres, un cambio que ya han iniciado algunos ayuntamientos, siendo pionero el consistorio de San Martín del Rey Aurelio.
En el caso asturiano cabe una crítica general por la aceptación del giro que da a la Educación el Gobierno. La LOMLOE no fue consensuada con la oposición ni con la comunidad educativa y supone un corte con las leyes anteriores.
La Consejería de Educación asume el enfoque que aporta la ministra Pilar Alegría a través de los distintos currículos. No sólo las comunidades gobernadas por el PP son beligerantes al diseñar los currículos; algunas regiones gobernadas por el PSOE, como Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura, también actúan con criterio propio.
La Consejería de Educación asume trasladar la ideología desbordante de los textos estatales a la normativa asturiana. Veamos.
La primera sorpresa nos la topamos al leer que los «currículos asturianos apuestan por un enfoque transversal de la coeducación». La educación mixta es una realidad en España desde la Ley General de Educación de 1970 (la norma de Villar Palasí no hablaba de educación mixta, pero prohibía cualquier forma de discriminación).
Tenemos medio siglo de experiencia en coeducación, así que no se entiende que al hablar de los currículos la Consejería ‘apueste’ por algo que, de tan sabido y vivido, no está ni en las conversaciones cotidianas. A no ser que la nueva educación exija, como gran prioridad, implantar nuevos códigos ideológicos en la relación de niños y niñas.
Vamos con las tres novedades curriculares. El Principado propone organizar las enseñanzas por ámbitos de conocimiento. ¿Qué entienden por ámbito? La unión de varias asignaturas (las llaman ‘áreas’). Se estudiarían juntas como si fueran partes parte de una misma disciplina. La consejería pone el ejemplo de un posible ámbito: ‘Ciencias Naturales y Matemáticas’.
De entrada hay que tener tragaderas de faquir para aceptar que las Matemáticas y las Ciencias Naturales forman un todo más o menos armónico, cuando son saberes abiertamente heterogéneos, pero no quiero extenderme en esto, sino mostrar el truco que hay detrás de la agrupación de asignaturas tan diferentes.
Cada ámbito tiene una sola nota. El alumno Pepito diserta con fluidez sobre la morfología del gato, pero no sabe hacer una división. La competencia de Pepito sobre el felino compensa la ignorancia matemática y sale airoso en la evaluación. Los ámbitos tienen todas las papeletas para convertirse en producto estrella de la Primaria.
Dentro del llamado ámbito, a las materias más difíciles se les dedicará menos tiempo del estipulado y las más amables acabarán teniendo más tiempo. Al final, el ámbito generará un gran ambiente para motivar al alumnado.
Segunda novedad: trabajar por proyectos. La Consejería de Educación dice que «ha decidido potenciar el trabajo por proyectos para fomentar la transversalidad y el desarrollo de competencias».
Los libros se sustituyen por trabajos (proyectos) colectivos en donde la apatía de unos alumnos se compensa con el entusiasmo de otros. El grupo progresa adecuadamente.
Luego está la dimensión teatral de algunos proyectos. Imaginemos un trabajo sobre la fauna asturiana. Al final, las aulas, pasillos, despachos y salas de reuniones se transforman en una perfomance de osos, lobos, urogallos, tejones, ardillas, topos o zorros.
En una ocasión, una de las mujeres más destacadas del socialismo asturiano me hablaba del increíble trabajo por proyectos que se hacía en algunos colegios asturianos. Cuando entró en detalles comprendí que se trataba de un gran espectáculo.
A todo ello hay que añadir que el trabajo de preparación de materiales obliga a los profesores a realizar jornadas vespertinas agotadoras. Trabajo manual puro y duro. ¿Para qué?
Dejo para el final la novedad de la evaluación. La evaluación es «global, continua, formativa, cualitativa y personalizada». Para entendernos, no hay exámenes ni notas. La repetición se considera «excepcional». Lo comprendo perfectamente. Si hubiera una evaluación real se irían abajo el currículo, los decretos y la ley.