Sin que hiciera falta abrir una segunda ronda para conocer más ofertas y sin agotar el plazo (20 de noviembre) marcado por el Banco de España, Caja Castilla y La Mancha (CCM) ha quedado adjudicada a Cajastur. Al integrar a la entidad manchega, Cajastur se convierte en la octava caja de España, con más de 41.000 millones de euros en activos. El Banco de España motivó su decisión en la solidez y racionalidad del proyecto presentado por Cajastur, que no supone una carga para el Estado.
La operación supone un éxito superlativo para Cajastur, ya que para hacerse con CCM estaban convocadas medio centenar de cajas. Durante meses se hablaba de las más grandes, La Caixa y Caja Madrid, como candidatas naturales a adjudicarse la entidad manchega. Abierto el plazo para presentar ofertas, sólo acudieron a la convocatoria, Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK) y Cajastur. La caja vasca dobla en tamaño a Cajastur y es la única que tiene un ratio de solvencia superior a la asturiana. Pese a ello, el concurso ha sido ganado por la entidad asturiana.
En el mundo de las finanzas, la confianza y el buen nombre constituyen el principal rasgo del negocio (de ahí el nombre de instituciones de crédito), y lo que ha logrado Cajastur es un aval tan enorme para moverse en el mercado español que no lo superarían mil campañas de publicidad. Nadie más interesado y competente para valorar a bancos y cajas que el Banco de España, así que el visto bueno dado por el regulador al proyecto concreto presentado por la caja asturiana lleva implícita una confianza tan alta en Cajastur que supone toda una indicación para cualquier ciudadano o empresa que quiera confiar sus ahorros o canalizar su inversiones.
Hace falta que la Asamblea de CCM dé el visto bueno a la integración en Cajastur. Seguro que en Castilla-La Mancha hay sectores que ven con recelo la operación, porque en la España autonómica hay tanta disgregación territorial que cualquier iniciativa venida de otra región se ve con prejuicios. No obstante, el presidente de la comunidad autónoma, José María Barreda, ya manifestó su apoyo a la decisión tomada. En cualquier caso, para una región acostumbrada a ver a su caja comprometida en aventuras empresariales y autonómicas azarosas, nada mejor que depositar la gestión de sus finanzas a Cajastur. No se construirán aeropuertos, pero tampoco habrá socavones.