La dirección de IU inició la negociación presupuestaria con un objetivo general: el crecimiento de las cuentas del Principado. Ni el Gobierno central ni la inmensa mayoría de los ejecutivos autonómicos siguieron esa pauta, cerrando sus previsiones para el año 2010 con una disminución en la cuantía de las partidas. La pérdida de la recaudación fiscal empujó a la baja los presupuestos. En Asturias, para financiar el crecimiento de las cuentas se acudió a la deuda. A medio ejercicio teníamos una deuda de 933 millones, a la que hay que sumar otros 651 millones para hacer frente a los nuevos compromisos. En el Consejo de Política Fiscal y Financiera se impuso el límite máximo de endeudamiento a las comunidades autónomas, cifrándolo en el 2,75% del PIB. Alcanzado el techo, queda un recurso para hacer crecer el presupuesto: subir los impuestos. Pues bien, el coordinador general de IU ha propuesto elevar los impuestos a las rentas más altas para cuadrar las cuentas.

Se trata de una medida que resulta grata a los oídos de amplias capas de la población. El asunto se complica cuando toca concretarla. El Principado tiene una cierta capacidad normativa sobre los tributos, aunque dista mucho de gozar de la amplia capacidad dispositiva del Gobierno central. Hay muchos tributos, pero si se quiere recaudar una cantidad de dinero importante no queda otro remedio que pensar en el IRPF, el IVA, los impuestos especiales, o en crear algún tributo. Para entender la dificultad de llevar a cabo la propuesta de Jesús Iglesias basta recordar que el Gobierno central acaba de aprobar la mayor subida de impuestos de la democracia, y que en Asturias, el llamado, “céntimo sanitario”, originó un gran rechazo. IU sólo contempla elevar los impuestos directos, así que no es aventurado pensar que el coordinador general de IU estaba apuntando hacia el IRPF. A partir del próximo año la mitad de la recaudación del IRPF irá a manos del Principado. El Gobierno regional puede aumentar la tarifa sobre el tramo de su competencia.

No nos engañemos. El caladero de las rentas altas no da para mucho, porque sólo un tres por ciento de los contribuyentes declaran ingresos por encima de los 60.000 euros. Además, una fuerte subida fiscal en nuestra región beneficiaría a las comunidades vecinas donde se ubicarían fiscalmente los contribuyentes penalizados.