La propuesta del coordinador general de IU, Jesús Iglesias, de subir los impuestos a las rentas más altas fue rechazada por Jaime Rabanal, al considerar que no se deben hacer experimentos arriesgados. El consejero de Economía ha aplazado cualquier cambio en la tributación para después del año 2010. Un posicionamiento que contrasta con las declaraciones del viceconsejero de Bienestar Social, Ángel González (IU), al defender una mayor presión fiscal para las personas con más recursos, ya que es importante poder contar con otros seis o siete millones de euros.
El Gobierno de Zapatero ha aprobado la mayor subida fiscal de la democracia. Cualquier incremento de los impuestos autonómicos recaería sobre los mismos contribuyentes que van a pagar más por las alzas fiscales del Gobierno central. Una vez hecho el doble esfuerzo el resultado final consistiría, según Ángel González, en obtener seis o siete millones adicionales. Sobre un presupuesto de 4.400 millones de euros, IU propugna un cambio en el Impuesto sobre la Renta para contar con otros seis o siete millones. ¿Estamos hablando en serio? ¿Se puede hablar de cambios en los gravámenes tributarios para obtener un 0,1% más de recursos? ¿Qué gran mejora social proyectarían los dirigentes de IU si contaran con ese incremento decimal? Para obtener ese dinero basta con ligeros recortes de gastos en las oficinas de las consejerías.
El amor por el Estado del Bienestar y por la inversión productiva no es privativo del Principado. En todas las comunidades autónomas se apela a la inversión y la mayor parte de las regiones tienen un modelo de sanidad, educación y servicios sociales como el asturiano. En otros territorios la caída de la recaudación fiscal ha llevado a un doble movimiento: aumentar la deuda y disminuir el volumen global del presupuesto. Esta estrategia la han adoptado gobiernos de distinto signo. IU propugna otra estrategia: aumentar deuda, incrementar impuestos y acrecentar el tamaño del presupuesto. No me atrevo a decir que sea un rasgo de grandonismo, pero seguro que no es una prueba de prudencia. En una economía abierta, aumentar deudas e impuestos y dejar intocable el gasto social, es una forma de apostar por destruir empleo. Hacer un gran esfuerzo colectivo para costear gasto corriente conduce al empobrecimiento colectivo.