En la visita institucional, como alcalde del Ayuntamiento de Oviedo, a la Feria Internacional de Muestras de Asturias, Alfredo Canteli dijo sobre Teresa Mallada que «si es buena o mala candidata lo tiene que decir Génova». El regidor ovetense añadió que para «eso está el partido, para eso está Génova, para eso está Núñez Feijóo». Significativa fue su negativa a aclarar si la dirección nacional del PP se había puesto en contacto con él para tantear una alternativa a Mallada. En el mes de abril, cuando los hombres fuertes de la nueva dirección de Feijóo -Miguel Tellado, vicesecretario de Organización, y Elías Bendodo, coordinador general- empezaron una gira por las organizaciones territoriales, la primera visita la hicieron a Asturias. El acto principal fue la asistencia a una reunión del Comité Ejecutivo presidido por Mallada, pero rápidamente se corrió la noticia de que más tarde estuvieron dos horas con Alfredo Canteli. Un encuentro que no estaba en la agenda oficial, pero por no ser oficial, seguro que fue más interesante para conocer el futuro del PP asturiano. En cualquier caso, con las declaraciones en la Feria, Canteli ajusta la hora del reloj y no da la menor muestra de apoyo en favor de Mallada.
Los jefes de Madrid buscan un perfil adecuado para liderar el partido en Asturias, el diputado Álvaro Queipo aparece como el hombre puente entre la dirección nacional y la regional y Cascos vuelve, después de doce años, a moverse en la órbita del PP. Demasiadas novedades, y todas negativas, para que Teresa Mallada prolongara su silencio. Dadas las circunstancias y la falta de apoyos explícitos, la actual presidenta optó por abonarse al tópico: «El proyecto del PP es la única alternativa al socialismo», «la referencia y el voto útil están en el PP».
En efecto, en todas las comunidades autónomas que gobierna el PSOE, el PP representa la alternativa y es el depositario del voto útil. Así fue en Asturias desde el inicio de la etapa autonómica hasta 2011, cuando Foro se convirtió en el partido mayoritario de la derecha y el PP perdió la mitad de escaños.
Lo más llamativo es que, posteriormente, Foro casi desapareció del Parlamento (de los dieciséis diputados iniciales pasó a tener dos) y el PP sigue sin superar el techo de los diez escaños, cuando antes se movía en el entorno de los veinte. Durante la última década, tras probar suerte con los liderazgos de Isabel Pérez Espinosa, Mercedes Fernández y Teresa Mallada, la aritmética impidió al PP convertirse en alternativa.