El consejero de Economía, Jaime Rabanal, ha entregado el proyecto de presupuestos en la Junta General del Principado para que se someta a discusión y votación. Las cuentas llegan ya muy debatidas al Parlamento, porque han sido objeto de una intensa y extensa controversia entre PSOE e IU en el seno del Gobierno. En el pulso entre los dos grupos de izquierda han participado consejeros, viceconsejeros, directores generales, además de miembros de las direcciones de ambos partidos, y el presidente del Principado, por supuesto. La diferencia entre las dos embajadas que negociaron en nombre del PSOE y de IU residió en el nivel de decisión. Entre los socialistas, el presidente Areces y el consejero de Economía tuvieron la última palabra, mientras que en IU la capacidad de decisión de los consejeros quedó diluida dentro de una estrategia grupal. Con tanto interlocutor no se pudo mantener oculta la negociación.
Ahora llega el presupuesto a la Junta General del Principado, cuando ya ha sido prolijamente debatido ante el público, así que la tramitación parlamentaria se asemejará a las del Senado. En la Cámara alta los proyectos legislativos se discuten rutinariamente, sin ninguna pasión, ante la indiferencia del público, porque todo el mundo sabe que la verdadera competencia legislativa reside en el Congreso de los Diputados, que tiene la primera y la última palabra sobre las leyes. En nuestro caso, de primera Cámara hace el Gobierno de coalición, un foro del que está excluido el PP.
El proyecto de presupuestos pasó la prueba de la viabilidad en el seno del propio Gobierno, cuando las exigencias de IU -crecimiento de las cuentas, ratio de endeudamiento y cobertura de sus consejerías- fueron aceptadas por los socialistas que armaron un complicado puzzle con empresas públicas y organismos autónomos para acomodar las demandas a los escasos recursos. Tras el acuerdo, el Principado tendrá once consejerías, porque a las diez ya conocidas se suma la recién estrenada Consejería de la Deuda, que nace con 150 millones de euros en el capítulo de intereses: más recursos de los que tiene la Consejería de Cultura. A partir de ahí, paso fugaz en la Junta General del Principado, con un PP que no tiene posibilidad de hacer travesuras con la táctica de la “pinza”, y una mayoría de izquierdas que quedó agotada riñendo en el Gobierno.