La Red Asturiana de la Lucha contra la Pobreza y Exclusión presentó las conclusiones sobre el estudio realizado en torno a la pobreza de 2021. Las cifras son impactantes. Hay 266.195 asturianos en riesgo de pobreza y exclusión; la mayoría (206.910) viven sin recursos. Más de una cuarta parte de nuestros conciudadanos tienen graves problemas económicos y pueden quedar descolgados de las prácticas sociales mayoritarias (consumos, desplazamientos, reparación y mantenimiento de bienes, etc.). Con respecto al pasado año hubo una mejora mínima, pero la tasa de pobreza aumentó el 43,1% con respecto al año 2008. Elena Rúa, presidenta de la Red, destaca que en Asturias la pobreza severa (menos de 530 euros mensuales) está once puntos por debajo de la media española por el escudo social de la región (salario social e ingreso mínimo vital).
Siempre fue importante la cuestión de la pobreza porque supone un desgarro en la sociedad. Cuando en Europa el discurso dominante es el asociado al Estado del Bienestar, las ratios antes apuntadas muestran el estado del malestar, que no es pequeño, ni en Asturias ni en España. La sensibilidad ha aumentado por las tribulaciones sufridas en los últimos quince años, con la gran recesión de 2008, la hibernación de la actividad económica durante los primeros meses de la pandemia y los daños producidos por la guerra de Ucrania en el aprovisionamiento energético y su corolario, la fuerte subida de precios de los alimentos. Por todo ello hay que buscar soluciones a la altura del desafío planteado. Es evidente que el Principado y los ayuntamientos deben ayudar a los necesitados y que hay que apoyar a las organizaciones que libran el combate contra la pobreza en primera línea, pero se debe ir más lejos. La pobreza presente, y sobre todo la futura, se atenúa incorporando a la población vulnerable al mercado del trabajo. No hay política social más potente que un mercado de trabajo dinámico. El empleo devuelve la dignidad a las personas que han sido pisoteadas por los reveses de la vida. Si se me permite decirlo, el evangélico ‘levántate y anda’ lo aporta en las sociedades avanzadas el puesto de trabajo. Creer que el gasto social de las administraciones va a sostener de forma estable al 30% de la sociedad es un sueño. Soy consciente de que hay miles de personas que no pueden trabajar, por salud o edad, pero ese grupo, mal que bien, podrá tener ingresos asegurados a través de los impuestos de todos, pero por esa vía no se puede sostener una sociedad dual.