Los presupuestos de las empresas públicas y los organismos autónomos del Principado crecen un 9% para el 2010. Un incremento porcentual doce veces superior al de las consejerías. Se trata de un montón de organismos conocidos por sus siglas (Vipasa, Gispasa, RIDEA, ERA, OSPA, Sespa y un largo etcétera), que en muchos casos no le dicen nada al ciudadano medio. La razón del gran aumento de recursos se basa en la necesidad de disfrazar el déficit de la Administración, traspasando parte del incremento a sus empresas. Las exigencias de IU obligaron a los socialistas a realizar un ejercicio de imaginación para echar mano de todos los instrumentos que tienen a mano, y de ahí el papel relevante de organismos como la Junta de Saneamiento, que tiene capacidad para endeudarse.

Las empresas públicas y los organismos autónomos se utilizan en todos los sitios como instrumentos de gestión. Plantean algunas ventajas sobre los órganos genéricos de las administraciones al poder actuar con mayor agilidad en algunas materias, como las contrataciones. También implican una mayor especialización y una voluntad de volcarse en materias concretas. El PP asturiano ha cogido como elemento central en su tarea de oposición política la denuncia de estos entes, a los que denomina «chiringuitos socialistas», cuando son homólogos a los que hay en Madrid, Valencia o Murcia. Y, por supuesto, en Cataluña, Andalucía o Extremadura. Los defectos o vicios de estos organismos son comunes en todos los territorios: mayor opacidad en la gestión y afición por el endeudamiento. También contribuyen al poder de las comunidades autónomas y en algunos casos son insustituibles: no creo que la Consejería de Cultura pudiera trabajar directamente con los músicos de la OSPA. De todo lo dicho lo que me parece más preocupante es la capacidad para maquillar el déficit de las administraciones, porque casi nunca se analizan las cuentas de las comunidades autónomas y los ayuntamientos sobre presupuestos consolidados, sino de forma separada.

A partir de ahora empieza la tarea de reabsorber el déficit público, lo que llevará a vigilar estrechamente la gestión de empresas y organismos autónomos. Al consejero de Economía le corresponde actuar con directrices muy claras, porque si el gasto social es inasumible, no digo nada de los excesos de la sopa de siglas.