Valledor deja su escaño para regresar a las bases de IU. En su despedida, el ex consejero de Justicia justificó su renuncia por razones de conciencia. Valledor no quiere votar en contra de sus ideas, así que abandona el Parlamento para no tener que apoyar los presupuestos del 2010. La solución dada a la carrera profesional de los funcionarios también constituye un sapo imposible de digerir por el ex diputado. Hace un año, Valledor apoyó unas cuentas regionales similares a la de este año y en la legislatura pasada gestionó unos presupuestos que tenían las mismas características que los que se van a votar: gran gasto social y fuerte inversión. La única diferencia está en la galopante deuda pública, un rasgo que no creo que le quite el sueño a Valledor. Al ex diputado hay que reconocerle la grandeza en la hora de la despedida: ni cayó en la tentación del ajuste de cuentas ni realizó juicios de intenciones.

Las explicaciones dadas por Valledor tuvieron el contrapunto en las manifestaciones de Jesús Iglesias, que consideró desleal el abandono del escaño sin esperar a terminar la legislatura. El coordinador general de IU considera que tratar de imponer la voluntad personal frente a la mayoría de la organización es una actitud pueril. No quiero imaginar cómo hubiera reaccionado Jesús Iglesias si Valledor se va con su escaño al Grupo Mixto. Por otra parte, el afán por convencer a los demás de la política que se debe llevar a cabo no es un signo de puerilidad sino de convicción en las propias ideas, y un sanísimo ejercicio de libertad. Para adoptar pautas de rebaño ya hay muchos voluntarios en todos los partidos.

Juntando las declaraciones de Valledor y las explicaciones de Jesús Iglesias comprobamos que la marcha del ex diputado no se realiza sobre un puente de plata. Lo lógico es que el abandono de Valledor constituyese un motivo de júbilo para la cúpula de IU porque se libran de una voz crítica en el seno del grupo parlamentario, que les dio más de un disgusto con sus ataques a la política del Gobierno regional. Sin embargo, no es así. Los dirigentes de IU querían que Valledor permaneciese en la Junta General del Principado hasta el final de legislatura. Sólo cabe establecer dos hipótesis: la dirección de IU recela de lo que pueda hacer Valledor liberado de la disciplina parlamentaria o teme por lo que haga su sustituto en el escaño.