De forma perifrástica, la delegada del Gobierno, Delia Losa, comunicó a la sociedad asturiana que la variante de Pajares no prestará servicio hasta después de las elecciones autonómicas. Ya lo había dicho, entre líneas, la ministra de Transportes, cuando en la visita del pasado mes de noviembre afirmó que «la infraestructura ya es una realidad», y lo que quedaba era una cuestión de sistemas seguridad, etcétera. Para mí la confirmación llegó cuando EL COMERCIO informó de que las actuaciones de seguridad previstas para el otoño habían quedado postergadas hasta mayo. La delegada del Gobierno puso el sello oficial al retraso con verbo vacilante y ante una tribuna que tenía un lema lacónico: ‘cumplimos’.
Dieciocho años después de haber puesto la primera dovela, la variante de Pajares sigue dejando los plazos en papel mojado. Cuando llegó Pedro Sánchez al poder, la variante de Pajares estaba ya construida y solo tenía un problema grave que se mantiene en la actualidad: el deslizamiento de la ladera en Campomanes. Hay actuaciones planificadas en ese lugar para acometer a lo largo de 2023. ¿Qué significa que la infraestructura no entrará en funcionamiento en el mes de mayo? Muy sencillo, que las elecciones autonómicas dejan de ser una referencia en el calendario de la variante. La nueva referencia son las elecciones generales: debe de entrar en funcionamiento antes de que se celebren. En términos políticos da igual que la variante se abra en julio que en octubre. Para el cliente del tren será distinto, pero para la gloria o el fracaso de los gobiernos es lo mismo.
Delia Losa también aludió al otro marrón que pesa sobre el servicio de alta velocidad: el cierre de la vía de Lena a Oviedo durante los fines de semana, para hacer obras, durante cuatro años. Según la delegada del Gobierno, el cierre está «absolutamente descartado». Esa afirmación se la queremos oír a los mandamases de Adif o a la ministra de Transportes. En este asunto la credibilidad de los políticos asturianos es muy relativa, porque se enteraron leyendo este periódico. Delia Losa, para ganar veracidad, entra en detalles: «Los técnicos de Adif habían marcado esa opción en un documento; era una opción de máximos». ¿Y cuál era la de mínimos? Son ganas de añadir literatura cuando solo planteaban una opción. Para acabar de rematarlo, compara los 39 kilómetros del tramo Campomanes-Oviedo, con las obras en el puente Nicolás Soria de la capital. Bien pensado tiene razón: van a durar cuatro años y se iban a hacer en uno.