El rechazo político y social ante el fiasco de la apertura de la variante de Pajares es unánime. Ningún colectivo ha quedado indiferente ante el enésimo retraso de la apertura de la variante. La indignación no está producida por la nueva demora, sino por el engaño. El Ministerio de Transportes y Adif sabían, cuando vinieron a participar en el viaje de pruebas del pasado mes de noviembre, que no quedaría abierta la variante en mayo. No ocurrió ningún percance, simplemente la programación no contemplaba esa posibilidad, pero como estábamos en tiempos preelectorales había que vender la moto.

Delia Losa, la delegada del Gobierno, decía el jueves que «ya no me atrevo a decir que se abrirá en mayo», y al día siguiente desde el Ministerio de Transportes se valora que la infraestructura se inaugurará entre julio y septiembre (para la Administración, agosto es como el Sabbat para los judíos). Tienen de plazo hasta diciembre, porque la única línea roja de la variante de Pajares son las elecciones generales. La foto es para Pedro Sánchez. Entre el PERTE de la descarbonización de Arcelor y la variante, el voto de los asturianos estará encauzado. Las autonómicas son un reto menor que tendrá que ganar Barbón con la gestión de la pandemia y el plus que le dan los electores cuando en la valoración que hacen de los líderes es el único que alcanza el aprobado. Esa es la previsión socialista, pero en las elecciones hasta el rabo, todo es toro.

El asunto, decía, es el engaño. Desde el Ministerio de Transportes afirman que la obra civil «está encarrilada». Se trabaja en unas galerías de evacuación; tienen la humorada de decir que lo hacen «con todos los turnos». Dentro de cuatro meses se cumplirán cinco años de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. La obra ya estaba casi acabada. Y un lustro más tarde todavía están horadando galerías. Sobre el retraso de Rajoy, la tardanza de Sánchez. ¿Y por qué están todavía trajinando, a los 18 años de haberse puesto la primera dovela? La razón es simple: escasa dotación presupuestaria y, sobre todo, falta de ejecución de las partidas. Año tras año quedó presupuesto sin gastar. La variante nunca fue una prioridad en Madrid, porque tras ella solo hay una circunscripción electoral de siete diputados. Falta de voluntad política, a la que se suma una dosis de torpeza de Adif a la hora de hacer el trazado, que dio paso al constante deslizamiento de la ladera de Campomanes. Que no nos cuenten más mentiras. A estas alturas que nos traten como menores de edad es insoportable.