Hoy se sabrá, definitivamente, la composición de la Junta General del Principado. Conocemos el reparto de fuerzas alcanzado tras las elecciones autonómicas del pasado domingo, pero todavía ignoramos el voto procedente de la emigración. Para ser justos, habría que hablar del voto exterior, ya que gran parte de los potenciales votantes no son emigrados, sino argentinos, uruguayos o venezolanos, con uno de los cuatro abuelos procedente de Asturias. La ley les da el mismo derecho que a nosotros de participar en las elecciones y elegir desde Montevideo o Caracas a los diputados que nos representarán en el Parlamento. En esa situación se encuentran 123.184 ciudadanos, que, desde allende los mares, tendrán la posibilidad de corregir o ratificar el reparto de escaños realizado por cientos de miles de asturianos el domingo. Las diecisiete comunidades autónomas contabilizan el voto exterior, pero en ninguna es tan numeroso como en Asturias. Hasta en eso tenemos que ser diferentes. Como decía una lúcida ciudadana en un chat, «estamos en condiciones de decidir gobiernos».
El punto crítico en la disputa del escaño se da en la circunscripción oriental, donde hay inscritos 27.618 ciudadanos del exterior. En el oriente, según los datos del pasado domingo, el PSOE aventaja en 934 votos al PP. Si el voto del exterior es favorable para el PP en una cifra superior se produciría un cambio cualitativo, al quedarse el PSOE con dos diputados y pasar el PP a tener tres. En el cómputo total, la derecha alcanzaría la mayoría absoluta, con 23 escaños, y la izquierda tendría 22. De ser Barbón el presidente del Gobierno pasaríamos a tener a Canga de presidente. Claro que desde el exterior pueden decidir nuestro gobierno.
Hasta ahora, el voto del extranjero nunca cambió el signo de los gobiernos, pero siempre hay una primera vez. En la actualidad se han reducido los trámites burocráticos para ejercer el derecho al voto y el censo del exterior crece, mientras que en el interior disminuye o se estanca. Diego Canga hizo dos viajes recientes a Sudamérica para contactar con emigrados o nietos de emigrados. Volvió muy satisfecho. Juan Cofiño también voló al otro lado del charco para visitar los centros asturianos. El PSOE siempre gana en el voto exterior, pero ese hecho no garantiza nada. A mí no me inquieta que gobiernen Barbón o Canga, pero me parece lamentable que leyes trufadas de ideología, con el objetivo de rendir un homenaje a los exiliados, manipulen las votaciones en Asturias.