Gabino de Lorenzo ha declarado que Álvarez-Cascos es “un buen candidato para lo que sea”. El alcalde de Oviedo considera que el ex ministro de Fomento tiene más peso político que Zapatero y todos sus ministros juntos. Declaraciones contundentes, como suele hacer De Lorenzo, poco amigo de matices y medias tintas. Las palabras del regidor capitalino son un elogio encendido de Álvarez-Cascos y cabe interpretarlas como un apoyo a la vuelta del ex ministro a la arena política para ser candidato del PP a la Presidencia del Principado. No hay a corto plazo otra candidatura a la que pueda optar Álvarez-Cascos, porque para las elecciones generales faltan dos años y la posibilidad de ver al histórico dirigente del PP aspirando a una alcaldía no me cuadra. Cuando Gabino hizo las citadas declaraciones se estaba refiriendo, sin duda, a los comicios autonómicos, con la cerrada lucha que se dará entre el candidato de la izquierda y el cabeza de lista del PP.
Hace ahora dos años, De Lorenzo intentó saltar a la política nacional, como número uno de la lista del PP por la circunscripción asturiana. La fama electoral de Gabino, ganada tras cinco citas victoriosas en las urnas ovetenses, quedó hecha añicos al reclamar el voto de todos los asturianos. El varapalo fue histórico, al quedar a 40.000 votos del candidato socialista, Álvaro Cuesta. En aquella ocasión, De Lorenzo tuvo interés en mostrar una gran lejanía y frialdad hacia la figura de Álvarez-Cascos, cosa fácil de hacer, en la medida que el ex ministro sólo fue invitado a algún mitin en otras comunidades autónomas. Desde entonces nunca había hecho el alcalde de Oviedo ninguna referencia hacia Álvarez-Cascos, hasta los encendidos elogios pronunciados ayer.
De Lorenzo tiene asegurada su designación como candidato para un nuevo mandato municipal, porque el liderazgo en su ciudad es indiscutible. La entusiasta alabanza de Gabino invita a pensar que el alcalde de Oviedo quiere formar tándem electoral con un candidato regional de fuerte tirón en el espacio del centro-derecha, y para esa tarea nadie mejor que Álvarez-Cascos. Según pasa el tiempo ya nadie se refiere al ex ministro como un político retirado, sino como un líder que suscita expectativas a los militantes del PP, una organización educada en la derrota y la oposición vociferante, reflejo de su impotencia.