Las urnas corrigieron a las encuestas. El PP ganó las elecciones con 136 diputados, una cantidad muy alejada de la que decían los sondeos, pudiendo calificar su triunfo de victoria pírrica. Pese a los vaticinios favorables al centro-derecha y, particularmente, al PP, el bloque formado por las izquierdas y los partidos nacionalistas logran la mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados, siempre que el partido de Puigdemont se sume a la estrategia posibilista de ERC, Bildu, PNV y BNG. En el caso de que Junts no se alienara con el resto de fuerzas independentistas de Cataluña, País Vasco y Galicia, los dos bloques quedarían igualados: 171 diputados frente a 171.
La mayor diferencia entre los escenarios previstos en las últimas semanas y el dibujado por el recuento de votos está en la discreta cosecha de escaños del PP y el crecimiento mayor de lo esperado del PSOE. Si hay que territorializar esas diferencias, se debe destacar la resurrección del voto socialista en Andalucía, que tras perder por goleada las elecciones autonómicas (mayoría absoluta de Moreno Bonilla) y, más recientemente, los comicios municipales, al llegar las elecciones generales, celebradas ayer, recuperaron las movilizaciones de antaño y quedaron sólo un diputado por debajo del PP. La otra gran diferencia está en Cataluña, donde el PSC (19 diputados) sacó más escaños que los tres partidos nacionalistas catalanes juntos (ERC, 7; Junt, 7; CUP, 0), mientras que el PP obtuvo seis. A los resultados de Andalucía y Cataluña habría que añadir que la victoria en Madrid de los populares estuvo lejos de ser tan contundente como las dos obtenidas por Ayuso (mayo 2021 y mayo 2023) y la de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento.
Otras reflexiones. Los dos partidos menores de cada bloque, Vox y Sumar, sufrieron los efectos de voto útil, pero mantuvieron el tipo al quedar por encima de los treinta escaños. Vox pierde cerca del 40% de los diputados, pero sigue como tercer partido parlamentario. Sumar cede ocho diputados con respecto a los que tenían Unidas Podemos, Más País y Compromís, pero no se desmoronó.
Interesante lo sucedido en el campo del nacionalismo. De los seis grupos (tres catalanes, dos vascos y uno gallego), solo avanza Bildu (un escaño), mientras el PNV pierde un diputado, ERC cede seis, Junt pierde otro y la CUP se queda sin los dos que tenía. Un fracaso colectivo que no quedará reflejado en su poder de presión, ya que al estar los dos bloques casi empatados, pedirán el oro y el moro.