El Gobierno asturiano registra en la Junta General del Principado el proyecto de presupuestos para el próximo año. Las cuentas regionales crecen hasta los 6.100 millones, récord del Principado, con mil millones destinados a la inversión. Desde los tiempos en que estaban en vigor el ‘Plan E’ de Zapatero y el ‘Plan A’ de Álvarez Areces no se había vuelto a alcanzar esta cifra. La legislatura pasada la inversión se quedaba en un tercio de lo que se va a aprobar para 2024. El 65% de los recursos (4.100 millones) provienen del sistema de financiación autonómica, pero el aspecto diferencial del próximo ejercicio está en la aplicación de los fondos Next Generation. En partidas concretas, Ovidio Zapico (IU), el consejero de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, ha logrado que se destinen 100 millones para la vivienda pública, el asunto que más le preocupa. ¿Es una cifra límite o se puede ampliar la partida en la tramitación parlamentaria?
El Gobierno de coalición cuenta con el apoyo de 22 diputados (19 del PSOE y 3 de IU), así que sólo le falta uno para poder alcanzar la mayoría absoluta y aprobar las cuentas. Necesita que uno de los dos diputados del Grupo Mixto -Tomé, Pumares- le den el voto. Como en años anteriores, los socialistas negocian con ambos. Lo que pide la diputada de Podemos entra dentro de las previsiones del Gobierno, al pretender más recursos para sanidad y servicios sociales, la vivienda y la primera etapa de la Educación Infantil (0-3 años). Esas reivindicaciones ya están plasmadas en el proyecto, así que basta con agregar algunos millones. Para hacer política, Tomé necesita más el acuerdo que el Gobierno.
Pumares pelea por introducir deducciones fiscales en el Impuesto de Donaciones. Las deducciones es el arma preferida del Gobierno. Una forma de discriminar como cualquier otra. Aunque no lo haya dicho, imagino que su principal preocupación no serán los incentivos fiscales, sino lo que pueda obtener del presupuesto para los cuatro ayuntamientos gobernados por Foro. Pumares dice que si Barbón se inclina por el apoyo de Tomé, optaría por una diputada «que el PSOE gijonés consideraría una tránsfuga». Hay que tener valor. Trata de meter presión con el supuesto transfuguismo de Tomé, cuando la gobernabilidad del Ayuntamiento de Gijón descansa en un tránsfuga de libro. Una maniobra ejecutada en dos tiempos: primero rompemos el pacto y, luego, integramos al concejal que ya sabíamos que estaba dispuesto a dejar su partido.