Al finalizar el viaje, Álvarez Areces ha abordado la dimensión política de la escala cubana. El presidente asturiano asegura que dialogó con las autoridades de la isla sobre el problema de la disidencia, al trasladarles las preocupaciones del Principado, en espera de que pueda influir en ulteriores decisiones de los mandamases comunistas.
No hay ninguna razón especial para dudar de las afirmaciones de Álvarez Areces. En caso contrario podrían contradecirle los dirigentes cubanos, y me parece que esa es una posibilidad remota. Muchos políticos democráticos habrán hecho consideraciones del mismo tenor a los gerifaltes del régimen cubano; el discurso del presidente del Principado se inscribe en esa política posibilista, que consiste en tratar de persuadir desde el respeto y la cercanía.
Es evidente que el principal motivo de la visita a Cuba era económico. Negociar el cobro de deudas por valor de 23 millones de euros, con empresas asturianas, bien merece hacer una escala en la isla. Sin embargo, sobre el viaje oficial pesó todo el tiempo las fuertes críticas del PP. Ovidio Sánchez jugó la carta de la descalificación, aludiendo a los motivos de placer ligados a la estancia en Cuba. El argumento serio de la crítica popular estuvo en la denuncia de la disidencia, al afear las relaciones del Principado con el régimen cubano, sin tener ningún contacto con los opositores.
La reciente muerte de Orlando Zapata añadió dificultad a la visita oficial del Principado. Si se abstraen los aspectos ligados a esta coyuntura concreta, hay los mismos motivos para criticar el viaje de Areces que los realizados por otros políticos democráticos. La lista de dirigentes que visitaron la isla es extensísima En su día, Fraga, como presidente de la Xunta, hizo un viaje oficial a Cuba de una semana, y se entrevistó con la plana mayor del régimen. Gabino de Lorenzo puso todo el empeño del mundo para entrevistarse con Fidel Castro, que lo recibió a las once de la noche y estuvo platicando con él hasta las ocho de la mañana. Grandes líderes mundiales también visitaron la isla, como Lula, que llegó de visita a la isla al día siguiente de la muerte de Orlando Zapata. Otra cosa distinta es que los propios portavoces del Gobierno asturiano no sepan explicar estas cosas tan sencillas. Bien mirado, no se trata de ninguna novedad.