LA GRUTA, ALGO MÁS QUE UN ADIÓS
El día 13 de febrero, EL COMERCIO dio noticia de que, con el cierre de La Gruta, se alcanza la cifra, inquietante a más no poder, de 150 locales cerrados en una zona de Oviedo en la que, tras el traslado del HUCA a los terrenos de La Cadellada, la decadencia no sólo es manifiesta, sino que además parece estar yendo a más.
Más de una vez escribí en esta misma columna acerca de la falta de previsión a lo largo de los años en los que se vino construyendo el nuevo HUCA. Porque lo cierto es que, desde que se produjo el traslado a esta parte, las instituciones apenas pasaron de la palabrería, sin medidas concretas que pudiesen aliviar esta agonía. Lo único que se salva son las iniciativas vecinales.
Pero, miren, más allá de todo esto, que es muy grave de por sí, para todos aquellos que somos del occidente de Asturias, el cierre de La Gruta tiene su no sé qué, que diría Locke, de metafórico.
Si vamos dejando atrás Oviedo, camino del occidente de Asturias, podemos ver un montón de locales cerrados en ambas aceras, un parón grande del movimiento que por allí hubo siempre, al tiempo que nos encaminamos a unas comarcas de nuestra tierra en las que el declive demográfico es, sin ánimo de dramatizar, alarmante.
¿Cómo no recordar aquellas entradas a Oviedo los domingos por la tarde, viendo en la Gruta una novia blanca y radiante con su ramo de flores camino del restaurante o camino del rincón ad hoc para el posado fotográfico de un acontecimiento tan inolvidable?
¿Cómo no recordar aquellos viajes a la capital en los Alsas, que tenían parada cerca del hospital donde siempre se bajaba mucha gente que iba a visitar a familiares y a vecinos?
¿Cómo no recordar el esplendor del barrio de El Cristo y alrededores, donde la mayor parte de las personas que provenían del occidente de Asturias compraban allí su casa para tener la salida lo más expedita posible camino de su pueblo?
Porque lo cierto es que están agonizando tanto el occidente de Asturias como esa zona de Oviedo que mira hacia las mencionadas comarcas.
Mientras tanto, y como diría el poeta, por no hacer mudanza en su costumbre, las distintas instituciones se culpan entre sí, lanzan sus planes en el plano teórico, pero, hasta el momento, nada de lo que dicen se pone en marcha.
La Gruta, algo más que un adiós: la referencia para todo el occidente de Asturias está cerrada a cal y canto y, conforme nos vamos adentrando en esa zona de Oviedo, el paisaje es de locales cerrados y de carteles que anuncian que se vende y que se alquila. ¿Hasta dónde, hasta cuándo, hasta qué?