REINA Y DAMAS DE HONOR
Reina y damas de honor de nuevo en las fiestas mateínas. Por lo visto, la consigna es recuperar todo aquello que no hizo suyo el malvado tripartito, sí, malvado, descreído e irreverente con las tradiciones. Además, la edil Covadonga Díaz declaró que había clamores para recuperar tan sacrosanta tradición. ¡Qué maravilla!
¿No quieren darse cuenta de que se trata de algo, en el mejor de los casos, anacrónico y cursi, por no hablar de lo mucho que puede haber de retrógrado y de casposo en semejante ceremonial?
Ya puestos a retomar tradiciones, podían también invitar a Gabino a que hiciese de majo de zarzuela, en medio del ambiente festivo que parece ser del agrado de los dos partidos que gobiernan actualmente en el Ayuntamiento de Oviedo.
De momento, ya se han encontrado con un manifiesto firmado por treinta colectivos que exigen al gobierno municipal que paralicen semejante iniciativa. Lo cierto es que, a veces, los hechos no hacen más que demostrar que, desde la política, se lleva a cabo aquel tópico que habla de generar problemas donde no existían.
¿Qué necesidad había de que las fiestas de San Mateo volvieran a tener una reina con sus damas de honor? ¿Acaso estaban ayunos de contenido los festejos ovetenses por esa ausencia?
Lo que aquí se pone de manifiesto es, por un lado, la inveterada tendencia a echar por tierra lo que hizo el Gobierno anterior, todo, sin tener en cuenta que, como mínimo, alguna vez podrían haber acertado. Y, por otra parte, se diría que el PP no puede evitar su apego a lo rancio, su amor a lo casposo.
La polémica ya estaba servida no sólo con las disposiciones que llevaron a llevar las fiestas el entorno de la Losa, sino también con la supresión de actuaciones que estaban previstas. Pero, por lo visto, todo eso no era suficiente. Había que poner reina y damas de honor.
Mientras tanto, me sigo preguntando si el señor Canteli habrá caído en la cuenta de que es muy distinto estar al frente de un Ayuntamiento a presidir un club privado. ¿Tan difícil es escuchar otras voces y otros ecos? ¿Tan complicado resulta convivir con la pluralidad y con la discrepancia?
De momento, los clamores que se vienen escuchando acerca de esta polémica no aplauden que se recuperase la tradición de las reinas y damas de honor. Pero, en fin, hay quienes siguen en su empecinamiento.