Cuando en aquella ocasión en Surennes los asturianos del exterior eligieron a Nicolás Redondo para Presidente de la nueva Comisión Ejecutiva, no estaban descabellados.
Pero, al no aceptar Nicolás y dejar el mando en Felipe González, se vendió una imagen difícilmente no aceptable.Es más ,uno de los más carismáticos, o el que más, de la historia reciente de España.
Sin embargo el tiempo fue dejando la huella de quien era Felipe González.Sin subestimar sus aciertos, el tiempo fue mostrando la concepción inspirada en Willy Brandt, de lo que deseaba para el PSOE. Aquella renuncia, que dejaba “huérfanos” a los socialistas, fue una maniobra de evidente calibre lo cual nadie puede negar a Felipe González.
Sin embargo el camino que tomó el Partido Socialista Obrero Español, nada que ver con los orígenes y las luchas de los socialistas anteriores al franquismo. Tomó rumbo con el Partido Popular, para construir un sistema bipartidista que satisfacía a los E.U. y a Europa, que terminó siendo esclavo de los banqueros del país, abrió las puertas a la corrupción como el caso Guerra, el caso Filesa, más tarde los ERES de Andalucía y terminó dejando al borde del abismo a aquel histórico partido, que perdería lo de obrero y lo de socialista.
Guerra, terminó apoyando años y años en Rodiezmo, al más nefasto de los dirigentes del SOMA a José Angel Fernández Villa,, y que, en Asturias, tenía el control del partido arrastrándolos a todos, sin democracia interna a lo que hoy es.
Pero luego vino lo in concebible en un socialista. Dejar la política para brindar toda su información sobre España a una transnacional, lógico en Aznar pero no en Felipe González-Y ahí está el caso de la contradicción de intereses en Doña Ana. El hombre que impulsó la conservación de dicho paraíso, es ahora miembro de la trasnacional que puede acabar con el.
Pero es tal el odio de Felipe González a la izquierda que hubiera representado Nicolás Redondo y todos sus antecesores, que no ha parado ni parará para que nunca haya un gobierno de Izquierda en España. Por activa y pasiva maniobra,con el cada vez mayor desgaste, en contra de cualquier alianza con Unidos Podemos, a grado tal que, desde Argentina, nada menos que a Clarín,le declara que ” Aunque no sea de nuestro gusto Rajoy, hay que apoyarlo”.
Por supuesto que así se hará. Por supuesto que ello llevará a una crisis interna del PSOE de enormes consecuencias, pero a cierta edad, algunos pierden la perspectiva, o es que algunos nos dejamos impresionar por aquel canto.
Felipe González, es un ejemplo, ya analizable, ya en la historia, del proceso de descomposición de un partido que tendrá que remontar en la oposición mucho, para llegarle a los talones al Partido Socialista Obrero Español que fundó en 1879 Pablo Iglesias.
Y si no que se lo pregunten a Nico.