La triste imagen de José Angel Fernández Villa, era la viva imagen del como termina quien mal empezó y mal obró.

Nunca desmentido por él su origen de confidente de la policía franquista, Villa aprovecho la fuerza de un sindicato heroico, su oportunismo y la etapa democrática para subirse al caballo.Allí cabalgó y cabalgó amo y señor de un partido que era la Federación Socialista Asturiana, donde COLOCO A TODOS LOS PRESIDENTES DEL PRINCIPADO y ECHO A UNO QUE LE ESTORBABA.

En el SOMA, hizo y deshizo lo que se le antojó.Borró de la historia,como Stalin hizo con Trosky, a aquellos que habían luchado por hacer del SOMA desde 1910 lo que era, cuando el la tomó en sus manos.

Pero lo importante no es el señor José Angel Fernández Villa, a quien la historia ya juzgó, y por supuesto también  la sociedad, sino el papel que ocupó en el devenir de Asturias.

Al ser el cacique del PSOE, no habrá habido cuadros políticos, sindicales, presidentes del principado, alcaldes, que este ciudadano no haya “palomeado”.Una parte de los que se enriquecieron, fuera de la vida política o sindical, supieron untarle al cacique lo necesario para ganar concursos y levantar fortunas materializadas en la compra de grandes palacetes indianos, algunos de ellos cercanos a Cudillero(sabe usted….Vivir en Madrid, tomar un avión ir a su estudio, hacer el negocio y volver a Madrid).

Por ello José Angel Fernández Villa ha sido importante en lo que ha sucedido en nuestra región durante casi 40 años.El PSOE, a través de la Federación Socialista Asturianas, fue un reflejo de lo que el cacique quería, SIN QUE CASI NADIE, chistara.

Pero dada la histórica trayectoria de Asturias, y el gobierno casi intermitente del PSOE unido con Izquierda Unida,que bien sabía con quien se aliaba por que no crecía, sombra de aquel legendario Partido Comunista de España, la Asturias que quedará al final de ese proceso será la imagen del señor Fernández Villa.

¿ Que Asturias ya no es la de hace 40 años?. Es cierto como no lo es Londres, París, ni Moscu, ni México, ni Buenos Aires, ni Somalia.

La realidad de lo que significó Fernández Villa y sus acólitos, ahora callados, la van a tener que pagar nuestro hijos.

Esa triste vejez, parece ser una sombre que cae sobre toda nuestra Asturias, que ojalá remonte en mejores tiempos, con los jóvenes actuales.