Pensaba que lo sabía todo.Pensaba que en su vida de negocios y chapuzas, él, el Rey de Nueva York, podría contra todos, máxime si llegaba a ser el Presidenete de los Estados Unidos y tener a la mano la maleta para disparar las armas nucleares.
Pero ignorante, nunca supo quien eran esos dos hombres, amigos de tantos años, y los más poderosos no electos desde Edgar Hoover, que serían el altamente respetado James Comey, con sus 2.03 metro de altura que tenía en su haber haberse enfrentado,por sus principios a George W,. Bush y a Dich Chaney, nada menos y, si hubiera uno más respetado es Robert Miller, ahora el Fiscal Especial para la investigación de la Trama Rusa.
Nunca lo hubiera hecho. Victima de su egocentrismo, de la no conexión del cerebro con su boca, el nieto de Ernest,aquel descendiente de alemanes que había hecho su fortuna en Seattle, cayó en el embrujo del nuevo Zar de la Madre Rusia Vladimir Putín y a la mala, como tantas cosas que había hecho en la vida, y le dio entrada para que aquel ex miembro de la KGB,hiciese lo que ni Pedro, ni Catalina, los Grandes, en 1729, hubieran soñado, cuando llegaban al Baltico.:Interferir en las elecciones de la mayor potencia de la historia y ayudar a ganarlas a su” compadre” un tal Donald, que a Putin le hubiera sonado al Pato de Disney.
Y por supuesto, él, el que con el pueblo de Estados Unidos y con Dios iba a volver a cambiar a la humanidad y hacer de nuevo a USA grande, grande, no contó que no necesitaba derrotar a los chinos, ni a los rusos, ni a los yihadistas, que en su propio país había dos vaqueros de los buenos, y se enfrentó a ellos, pensando, que ni llevaban revolver y,menos, que se atrevieran a sacárselo a él.
Sin tener ni idea de quien era Comey, lo trató en 4 reuniones, una de ellas solos en el Despacho Oval, y cuatro conversaciones, como a uno de sus empleados afroamericanos de su Club de golf de Florida, sin medir al enemigo.Por si fuera poco lo destituyó y lo amedrentó en público, de forma tal que un hombre como James Comey no va a olvidar en la vida.
Pero, también ignorante él y Jarewd e Ivanka, no se dieron cuenta que hasta los republicanos nombrasen un fiscal especial para llevar el caso de la Trama Rusa y eligieron al único norteamericano todavía un poco más poderoso que Comey y su amigo personal desde hace años, Robert Miller.
Cual si fuera una película del oeste, el malo de la película que llegó con sus matones de mala manera a aquel pueblo con Salón, Banco, Hotelito de California en los 1700, y con todos los vecinos a la expectativa, se puso de frente desafiando al sheriff, pistola en mano, pensando que nadie le haría frente,cuando surgió aquel hombre más alto que John Wayne y el abogado del pueblo a su lado,para enfrentarlo.
Este va a ser un Duelo al Sol. No sabemos el resultado pero si que tiene enfrente a dos hombres que saben manejar la pistola, tienen el valor, (y como todo en Hollywoood, desde 1930 que se decidió que en todas las películas ganasen siempre los buenos), Donald esté en una lucha a muerte.
Quizás antes de un año,en la crónica de un enfrentamiento esperado, no sólo los 340 millones de Estados Unidos, sino todos los habitantes del planeta que queremos fuera a Trump, haremos colas ante los cines de todo el mundo, en cualquier lengua, para saber su desenlace.