Rafael y Pura vinieron a Asturias, quemando todas la naves. Dejaron familia, casa, sus negocios de seguros, las amistades y regresaron a los 64 y 60 años, de nuevo, a donde el Partido los necesitaba:Asturias.
Dieron lo mejor que tenían, pero aquí hubo un hombre que le estorbaba que se llamaba José Angel Fernández Villa.En 1982, a un hombre que si alguna ilusión tenía sería ser Alcalde de Oviedo, pues en 1936 era a los 25 años el secretario del Alcalde López Mulero.Pero a Villa y a otros dirigentes les estorbaba y en forma miserable lo mandaron al exilio: El SenadoEn uno de sus libros alertaba de ” Cuidado con Villa” a la vez que apoyaba a quien le habían colocado de substituto: Pedro de Silva.
Hasta sus 86 años, todas las semanas tomaba el domingo el tren a Madrid, allí cumplía sus funciones y regresaba triste y agotado los viernes para estar consu esposa y su hijo impedido.
A la muerte de Franco, todos los exilados pasaron por la seguridad social, pero Rafael dijo a la familia:”DE ESTE PAIS QUE ME HA DADO TODO YO NO ME LLEVO NADA”. Y Ahí quedaron 34 años de cotización a la Seguridad Social.
Pero la vida es así. A los 86 años se estblece un convenio entre el IMSS mexicano y la Seguridad Social española que permitía sumar los años de cotización. En ese momento con 56 años de cotización y teniendo su futuro y el de su hijo arreglado, renunció al Senado.Vivó en la amargura de lo que era el socialismo asturiano y español y a los 97 años, en plenitud, a las 12 de la noche se fué canturreando a la cama y a los 15 minutos murió.
Nunca quiso homenajes y su sepelio fue privado.Su cuerpo nunca fue exhibido, y sus restos al día siguiente se abrazaron con los De Pura en el Cementereio de El Salvador, en oviedo.