No era un sentimiento sòlo de Francia, sino universal. Cualquiera que la hubiera admirado por dentro y por fuera; cualquiera que sabìa la historia de la primera Catedral Gotica construida hace 850 años en la Cite,la isleta, a orillas del Sena, se sintiò conmovido.
La rosseta de vidrio que iluminaba tenuemente sus pasillos, sus columnas, el altar, las obras de arte y las capillas a su alrededor, eran un aliciente, un estimulo para la vista y para el corazòn.
Con la destrucciòn, por fortuna parcial, de Notre Dame, la cultura Universal pierde una de sus joyas màs preciada.Ir a Parìs, lo que mas apeticia hasta para los que no somos religiosos,no era la Torre Eiffel, ni los grandes boulevares, ni el Sena y sus pintores a su orilla, ni sus tres grandes cementerios donde descansasn los grandes escritores y pintores, ni el Barrio Latino y mucho menos el distrito XVI, sino notre Dame.
Impactò, como pocos lugares pueden impactarnos.Era un perdida para un pedacito de nosotros.
Allì, una mujer llamada Maria Antonieta Vazquez Mercado, en su decepciòn por su desarraigo familiar y social por aquella Revoluciòn, y luego que aquel compañero, filosofo, la abandonase la llevò a vestirse riguriosmente de negro, caminar hacia la Catedral, entrar, sentarse en la primera fila y pegarse un tiro.
Por supuesto que esto no constaba para nada en los archivos de Notre Dame.
Pueblo ejemplar , el frances, lo sintiò como un golpe a su corazòn ,a su historia, pero hoy ya estaba abierta la colecta pùblica mundial, que encabezò con 100 millones de dòlaress la familia màs rica de Francia, los Pinott.
Estarà restaurada pronto, pero el impacto, la tristeza que nos invadio a millones ayer a las diez para la siete en Parìs, una hora antes que, despuès de recorrer el paìs y entrevistarse con todos los sectores sociales, el presidente Macron iba a dar un discurso trascendental para enfrentar los problemas de su paìs, para dar respuesta a los chalecos amarillos, se produjo aquel incendio.
Habrà que esperar los dictàmenes de que lo originaron.Si, podìa ser un descuido de los trabajadores que la restauraban, pero Notre Dame, era un sìmbolo en el objetivo de los yihadistas, y justo antes de que la Naciòn esperase con ansia, el discurso de Emannuel Macròn, tan esperado.
Dolor.