Los ex-abruptos de Donald Trump , como el de ayer sobre el lìmite hasta el viernes para un acuerdo arancelario entre EE:UU. y China, son comunes, pero pùeden causar males de gran consecuencia. Tal es el caso de los aranceles.
A punto de iniciar la segunda ronda de negociaciones sobre un acuerdo de aranceles entre ambas potencias, la decisiòn de ayer que elvarà del 10 % al 25 % los aranceles de los productos chinos en Estados Unidos, significarà un golpe contra China de 250,000 millones de dòlares.
Problema mundial.Parece que tiene como mar de fondo apretar negociaciones para complacer al Pêntàgono, quien le informò que China puede desplazar a EE:UU del poder en el Pacìfico.
A travès del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, China impulsa misiles balisticos, avanza en el espacio y en la inteligencia artificial.
A su estilo, Trump, cara a su electorado que le es fiel, con una economìa poderosa, lanza los desafios hacia el exterior.Asì ha sido contra Iràn, contra China, Venezuela, Cuba e su apoyo a Israel.
Lo que para èl suele ser resultado de dormir mal de nuevo, lo lleva a esos exabruptos. Pero tan sòlo expresarlos, las ondas tienen marco mundial. Ahora es con China. Hace unas semanas contra Venezuela y Cuba y sobre todo, cara a su gran socio, el impedir a como de lugar que Iràn tenga misiles nucleares.
Israel avanza, y avanza, por encima de los acuerdos internacionales en la espera de la llegada de su Mesìas, pero que no puede llegar si no està construido en Tercer Templo de Salomòn, nada menos que en la explanada de las Mezquitas en Jerusalen.Cuenta con el apoyo de Trump, de Bolsonaro, podrà contar con el apoyo de los que quieren romper a Europa en las Europeas, pero su principal enemigo, el que puede parar todos estos proyectos se llama Iràn, el ùnico paìs islàmico que puede retar a Israel.
Son problemas que vemos a lo lejos. Para nosotros el palo de Arcelor en nuestra tierra, ha sido clave para Asturias, pero nada que ver con las ondas expansivas de Trump, cada vez que le da la gana.